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El PP deja de gestionar 63.000 millones de euros anuales

La hecatombe electoral recorta a la mitad el presupuesto que manejará en las autonomías En las diputaciones pierde un 66% y, en los Ayuntamientos, 16.300 millones

La madrugada del 24 de mayo, con los quesitos del reparto de escaños aún en las teles, el portavoz del PP Carlos Floriano compareció solo —sin balcón ni militantes en la calle— para felicitar a su partido por ganar las elecciones y “el caudal de confianza” recibido de los españoles. El partido del Gobierno volvió a ser el más votado en las autonómicas y municipales, pero el batacazo en las urnas —2,5 millones de papeletas menos respecto a 2011— y sus dificultades para pactar desembocaron pocas semanas después de la noche electoral en la pérdida de seis de las 11 autonomías que gobernaba y 15 diputaciones, cabildos y consejos insulares (mandaba en 32). Además, 729 municipios menos tienen alcalde popular, quedándose en poco más de 3.000. La suma se traduce en que el PP ha dejado de gestionar presupuestos por valor de más de 63.000 millones de euros anuales, 253.000 en toda la legislatura.

La mayor parte de ese dinero proviene de las autonomías, importantísimos centros de poder que controlan las políticas de Sanidad, Educación, Servicios Sociales, Urbanismo... Entre ellas, con un presupuesto de 18.000 millones, está la Comunidad Valenciana, uno de los graneros históricos del PP. Además, han caído Castilla-La Mancha, el feudo de la secretaria general, María Dolores de Cospedal; Extremadura, tierra de uno de los barones emergentes, José Antonio Monago; Cantabria; Baleares y Aragón. Los populares controlan en el ámbito autonómico prácticamente la mitad del presupuesto que el pasado mayo: 46.517 millones al año, es decir, 43.500 millones menos que ahora gestiona el PSOE, solo, o en coalición.

En las diputaciones, la disminución en términos absolutos es mucho menor (ha pasado de 5.121 millones a 1.741; 3.380 millones menos). Pero la pérdida de tres consejos insulares, un cabildo, una diputación foral y 11 diputaciones (compensada solo por la presidencia en Lugo, antes del PSOE) significa una bajada del 66% en los presupuestos que controla en este ámbito y una enorme pérdida de influencia. “Son instituciones donde sí se ejerce el poder, porque tú gastas pero no ingresas”, explica Javier Suárez Pandiello, profesor de Hacienda Pública en la Universidad de Oviedo. La mayor parte del dinero de estos organismos “viene de las transferencias; no es como los Ayuntamientos, que deben recaudar la mitad de sus presupuestos; en las diputaciones con una mano se recibe y con la otra se gasta”.

Estas instituciones (exceptuando los cabildos y consejos insulares) son órganos de elección indirecta, es decir, su gobierno lo deciden los concejales electos de los municipios. Ahí reside la importancia de la mayoría de los pueblos, que son pequeños, sin apenas fondos. Las capitales de provincia, como las diputaciones, sí permiten hacer política, concluye Suárez.

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Dentro del ámbito municipal, los populares han perdido 17 capitales de provincia y de autonomía (gobernaban en 36). Y de 86 municipios de más de 50.000 habitantes, han pasado a gestionar 41 (uno de ellos, Mijas, en Málaga, junto a Ciudadanos), lo que significa perder 12.000 millones de presupuesto solo contando las grandes ciudades. En total, el PP ha dejado de gestionar más de 16.300 millones en municipios cada año, un 30% del dinero de todos los Ayuntamientos.

Este periódico ha estimado esa cifra comparando el registro de alcaldes del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas de la pasada legislatura (tomando el último regidor en el cargo, ya que muchos cambian antes de las elecciones por mociones de censura o cambios de partido) y el actual, todavía provisional, pues una treintena de pueblos celebrarán de nuevo elecciones por irregularidades o porque no se presentaron candidaturas en mayo. Después se han tomado los presupuestos de los 1.111 municipios que ya no tienen alcalde del PP y de los 382 Ayuntamientos que los populares han conseguido arrebatar a otros partidos.

En el resultado final (esos 16.300 millones de euros) no se han sumado los consistorios del PP en los que se repiten las elecciones y sí se han tenido en cuenta Ayuntamientos donde los populares han sido los más votados y forman parte del equipo de Gobierno, aunque el alcalde sea de otro partido, como Mijas (Málaga) o Petra (Mallorca). Los presupuestos locales se han tomado de la base de datos del Ministerio de Hacienda, en algunos casos, de 2014 o 2013.  

“El PP es más que un partido de Gobierno” y estos cuatro años sabrá aportar desde la oposición, asegura Íñigo de la Serna, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias y alcalde Santander desde 2007 (ahora tras pactar con Ciudadanos) y uno de los valores en auge del partido. “La fortaleza nos las dan los afiliados y la unidad interna. Somos una organización robusta, que debe rectificar algunas cosas tal y como ya se vio en la conferencia política y modernizarse sin perder las señas de identidad. Lo que no vamos a hacer es renunciar a nuestros principios”.

Pero el hecho es que hasta el pasado mayo, 26 millones de personas tenían un alcalde popular y hoy son poco más de 10 millones, mientras el PSOE ha pasado de 10 millones a 17,5 millones. Así, tras alcanzar una posición hegemónica en todas las administraciones desde 2011 —subido a la ola del fin del zapaterismo—, el mazazo del pasado mayo ha acabado incluso con el logotipo del PP, y mandado a centenares de cargos públicos y asesores al paro.

Solo en el Ayuntamiento de Madrid, cuyo último presupuesto es de 4.388 millones de euros, el PP pierde 155 nombramientos de libre designación —el resto de grupos tenía 52— con un coste global de 9,8 millones y sueldos que oscilaban el pasado mandato entre los 21.768 euros que percibe cada auxiliar administrativo (para labores de secretaría) y los 70.515 de los directores de gabinete de cada concejalía y del alcalde. En el caso de los asesores, donde abundaban los familiares de cargos políticos y los miembros de Nuevas Generaciones, la elección se producía a medias entre el concejal y el presidente del PP en ese distrito.

En Santiago de Compostela, capital de Galicia, donde el PP tocó poder después de 30 años en 2011, pierde ocho de sus 12 cargos de confianza. Y los sueldos por dedicaciones exclusivas bajan de 11 a 2,5. En Oviedo prescinde de otra media docena de asesores.

Manuel Cobo, secretario de Política Local del PP, descarta que la salida de centenares de personas de puestos de libre designación vaya a tener repercusión electoral. “Hay que saber que eso es así y no creo que eso lo acuse el PP en las próximas generales. Pasó con CiU en Cataluña. Hay situaciones personales dolorosas de mucha gente, pero no creo que eso vaya a influir. El PSOE ha sacado el peor resultado en las municipales y autonómicas. El PP es un partido muy fuerte. Aquí no se va la gente a la primera de cambio, como pasa en otros”. Sostiene, además, que Rajoy sigue en la Moncloa y que los Presupuestos Generales del Estado superan con mucho a los de Ayuntamientos y autonomías.

Las dos caras de los pactos

La Comunidad Valenciana, junto a Murcia y Baleares, es una de las autonomías que mejor explican el deterioro del poder municipal del PP. No solo porque ha pasado de gobernar casi dos tercios de los Ayuntamientos a solo un tercio, sino porque muestra a las claras la dificultad del partido conservador para llegar a acuerdos. De los 173 alcaldes valencianos del PP, solo 22 lo son mediante acuerdos, el resto lo son por mayoría absoluta. En la anterior legislatura, hubo el doble de acuerdos: 49. En toda España, el PP llegó a gobernar mediante acuerdos en 469 municipios al final de la anterior legislatura; esta vez son 294.

Justo al contrario que el PSOE. Los socialistas gobiernan en algo más de 2.600 localidades, cuando solo habían ganado en 2.474: 1.937 con mayoría absoluta y 537 por mayoría simple. Al final de la anterior legislatura, había 2.302 alcaldes socialistas y 442 de ellos habían accedido al cargo gracias a acuerdos con otros partidos.

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