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Rescate a 13.000 kilómetros de casa

Las familias de los españoles desaparecidos financian un dispositivo privado de búsqueda

J. Jiménez Gálvez

El pasado domingo saltaron las alarmas en casa de Víctor García y Jorge de Miguel, los dos españoles desaparecidos tras el naufragio de un crucero en Indonesia. Sus familias llevaban tres días sin saber nada de ellos. Habían contactado con ellas por última vez el 14 de agosto y no le dieron mucha importancia a las noticias del hundimiento, ocurrido el sábado. Desconocían que iban en ese barco, ya que los dos amigos improvisaban su ruta. Pero el lunes la tensión aumentó. No respondían al teléfono, a los mensajes. "A partir de ahí, todo ocurrió muy rápido", explican los familiares. A tal velocidad sucedió que, tras seis días de búsqueda infructuosa por parte de las autoridades asiáticas, decidieron trasladarse a la zona y poner en marcha un dispositivo privado de rescate. Pagado de su bolsillo.

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Este operativo empezó este viernes su trabajo. Sin éxito. El mal estado del mar impidió alcanzar la isla deshabitada de Sangeang, a donde los familiares creen que los dos desaparecidos llegaron a nado. Unos pescadores aseguraron haberlos visto en una de sus playas, según publicaron medios locales. Y la familia, tras llegar a Indonesia y hablar con el policía que los entrevistó, se aferra a esa esperanza. "Hemos cerrado mucho el círculo. Al 90% sabemos dónde están y que están vivos", aseguran.

A más de 13.000 kilómetros de casa, en Madrid, donde Víctor y Jorge, de 43 y 48 años, ejercen como procuradores, están ya media docena de personas de su círculo más próximo. Entre ellas, Francisco, hermano de Jorge, y un amigo íntimo de Víctor. Alquilarán, los días que lo precisen, un helicóptero para sobrevolar la zona —"ya lo hemos confirmado para este sábado"— y barcos. "El coste diario es muy elevado", recalca la familia, que no ha querido precisar las cantidades exactas que abona.

Todos esos medios formarán parte de una expedición que este viernes se suspendió por "el fuerte oleaje". Una patrulla se quedó a 200 metros de la isla. "La de este sábado está organizada para primera hora de la mañana. La idea es desembarcar pronto en Sangeang y disponer del mayor tiempo posible para peinarla", relatan las familias. "Estamos en una situación de agobio, muy complicada, filtrando toda la información que logramos".

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Al relato de los pescadores, por ejemplo, le dan veracidad. Algo que no hace, en cambio, el Gobierno de Indonesia. Este calificó este viernes de inciertos los rumores de que vieran a Víctor y Jorge en Sangeang. Sus patrulleras ya rastrearon la costa de la isla, de 13 kilómetros cuadrados y culminada por un volcán de casi 2.000 metros de altura. Aunque las familias creen que los dos amigos, deportistas y que han hecho cursos de supervivencia, se han adentrado en ella para buscar alimentos y agua: "Además, está deshabitada, pero en su día vivió allí gente y hay cabañas abandonadas donde pueden haberse refugiado".

El Ministerio de Exteriores de España, por su parte, no quiere valorar si considera factible o no esta hipótesis. La Oficina de Información Diplomática se limitó a asegurar que está "continuamente en contacto" con el Gobierno de Indonesia, que gestiona el rescate.

Los familiares piensan que Víctor y Jorge pueden haberse adentrado en Sangeang en busca de agua y comida

El país asiático recalca que ha hecho todo lo posible por encontrar a los desaparecidos y que ha empleado seis barcos y 75 personas. En la familia opinan que no "reciben mucha ayuda de los dos Gobiernos". Por ello, varios de sus miembros, que ofrecieron una recompensa de 1.000 euros a quien los localice, desembarcarán en la isla. Allí estuvieron cinco de las 25 personas que viajaban en el crucero. Tras recogerlos del mar un pesquero, los dejó en Sangeang con comida hasta que los rescataron.

La embarcación cubría la ruta entre Lombok y Komodo. Encalló en una barrera coralina y volcó cerca de Sumbawa, una zona de fuertes corrientes y remolinos. A excepción de Víctor y Jorge, todos sus ocupantes han sido localizados con vida. "No podemos hablar de mala suerte por no encontrarlos el viernes. Mala suerte sería hallar uno de los chalecos salvavidas que llevaban en alta mar", dicen sus familiares.

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Sobre la firma

J. Jiménez Gálvez
Redactor de Tribunales de la sección de Nacional de EL PAÍS, donde trabaja desde 2014 y donde también ha cubierto información sobre Inmigración y Política. Antes ha escrito en medios como Diario de Sevilla, Europa Sur, Diario de Cádiz o ADN.es.

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