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La Generalitat busca apoyos en el exterior para la consulta soberanista

El presidente catalán denuncia en el extranjero el inmovilismo de Rajoy

Miquel Noguer
Martin Schulz, presidente del Parlamento europeo, con Mas.
Martin Schulz, presidente del Parlamento europeo, con Mas. c. ribas

La Generalitat es consciente de que no encontrará ningún socio internacional que le ayude en su campaña para celebrar la consulta ciudadana de autodeterminación que persigue para 2014. Ninguno de los intentos del presidente, Artur Mas, ha tenido éxito. Pero de la misma forma que no espera ayuda para la consulta, el Gobierno catalán sí cree que su proyecto tiene recorrido internacional una vez quede claro en todas las cancillerías que Madrid impide que los catalanes se expresen en un referéndum. La Generalitat cree que entonces sí saldrán voces favorables a sus intereses y críticas con la actitud “inmovilista” del Gobierno. Los servicios exteriores de la Generalitat trabajan para cultivar esta corriente de opinión y en busca de resultados a medio plazo.

Esta estrategia, confirmada por fuentes del Gobierno catalán, se refleja también en el informe que el pasado viernes entregaron a Mas su grupo de asesores del Consejo de Transición Nacional, que prepara documentos pensando casi siempre en el día después de una eventual independencia. En el informe titulado Internacionalización de la consulta y del proceso de autodeterminación de Cataluña los expertos defienden la necesidad de hacer pedagogía en el exterior y alertan de que “la necesidad de justificarse se hará más intensa si, tras el veto del Gobierno a la consulta, la Generalitat decide celebrar unas elecciones de carácter plebiscitario”.

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De momento, la estrategia se basa en que los medios de comunicación internacionales se hagan eco de las reivindicaciones soberanistas, para lo que la Generalitat ha creado un programa específico. Mas también ha multiplicado sus entrevistas con embajadores y cónsules desde la última demostración de fuerza de La Diada. En estas reuniones, según fuentes conocedoras de las mismas, Mas hace hincapié en que no busca tanto apoyos explícitos —sabe que no los tendrá— sino que se conforma con que los países eviten alinearse con el Gobierno de España. De ahí que la Generalitat vea incluso como un éxito cada vez que, a preguntas de la prensa, algún mandatario o ministro de Exteriores extranjero responde con un “sin comentarios” sobre el tema catalán.

Los expertos del consejo de transición nacional recomiendan un paso más. De entrada han trazado un argumentario que busca simpatías en el exterior evitando sembrar el miedo en Estados con minorías nacionales propias. De ahí que defiendan el principio de autodeterminación como un “último recurso ante la falta de solución que tienen las aspiraciones de autogobierno de Cataluña dentro del marco español”. Con este mecanismo, los expertos pretenden apelar a uno de los únicos motivos por los que la comunidad internacional está abierta a estudiar procesos de este cariz: el de la “imposibilidad de resolver injusticias graves y persistentes que no se han podido solucionar desde el marco existente”.

Sin embargo, ese razonamiento tiene importantes lagunas. No está claro que, asuntos como el recorte del Estatuto por parte del Tribunal Constitucional, o las leyes de involución autonómica que aprueba el PP sean vistas en el exterior como “injusticias graves y persistentes”. Tampoco está claro porque la independencia es la única salida que tienen los catalanes y se rechazan otras formas de organización territorial. De ahí que los expertos de Mas insistan en denunciar la “discriminación fiscal y cultural” de Cataluña. Tampoco se especifan las razones por las que la consulta deba celebrarse en 2014. El problema, admiten, es que pueda verse como un exceso de insolidaridad, lo que acabaría por acercar el caso catalán a las reivindicaciones de la Liga Norte italiana sobre la Padania, un referente que los nacionalistas rehúyen. Por lo tanto los expertos llama a “evitar palabras hostiles hacia el Estado español”, algo difícilmente compatible con la denuncia permanente.

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De momento la diplomacia catalana no está teniendo efectos tangibles en Europa, asegura una fuente diplomática española. El reciente y claro rechazo que Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, expresó sobre el secesionismo catalán, validaría este punto de vista. Pero otras fuentes diplomáticas alertan de que la diplomacia informal que practica la Generalitat comienza a dejar impronta. Citan, por ejemplo, que la Alianza de los Liberales y Demócratas, tercer grupo de la eurocámara en diputados, y al que pertenece CDC, es cada vez más permeable a las demandas de la Generalitat. También señalan la hiperactividad que movimientos como la Asamblea Nacional Catalana, la entidad organizadora de la cadena humana, registra en ciudades europeas. Esta fuente alerta de que el “inmovilismo” del Gobierno puede acabar por hacer triunfar las tesis soberanistas en Europa a medio y largo plazo. Y avisa de posibles problemas futuros: “Rajoy asegura a sus socios europeos que la cuestión catalana acabará por diluirse pero tendrá un serio problema de credibilidad si en las próximas elecciones catalanas sale una mayoría independentista clara”.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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