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La diplomacia llega al ron

Bacardi cuestiona la decisión de EE UU de autorizar a Cuba a comercializar la marca Havana Club

Luis Barbero
Un barman de La Bodeguilla del Medio, en la capital cubana, prepara mojitos con ron Havana Club.
Un barman de La Bodeguilla del Medio, en la capital cubana, prepara mojitos con ron Havana Club.Desmond Boylan (Reuters)

Bacardi y Pernod Ricard, dos de las principales compañías de venta de licores del mundo, libran desde hace más de 20 años una batalla legal por la comercialización de la célebre marca de ron Havana Club. Como resultado de esta pugna, en la última década se ha producido una situación extraña: Bacardi vende la bebida en tiendas y bares selectos de Estados Unidos, especialmente en Florida, Georgia o Colorado, mientras Pernod Ricard lo hace en el resto de los países gracias a un acuerdo que alcanzó en 1993 con el Gobierno cubano que entonces lideraba Fidel Castro.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba va a propiciar que el asunto se complique aún más. El Departamento del Tesoro de EE UU, tras el visto bueno de la Oficina de Marcas y Patentes, ha autorizado a Cuba a comercializar la marca Havana Club en el país una vez que se levante el embargo que pesa sobre la isla desde hace décadas. Todavía no hay fecha prevista para poner fin al bloqueo, pero numerosas empresas americanas lo están pidiendo porque ven oportunidades de negocio en Cuba, mientras varios dirigentes demócratas y republicanos consideran que la medida carece ya de sentido.

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La decisión de la Administración de Barack Obama ha causado estupor en Bacardi, que defiende que es la legítima propietaria de la marca en EE UU. De momento, la empresa, que tiene su sede principal en Bermudas, ha anunciado que va a pedir al Gobierno federal todos los documentos y comunicados que hayan manejado la Oficina de Patentes, el Departamento del Tesoro y el de Estado y la oficina del presidente de EE UU sobre este asunto. Para Bacardi, la decisión es injusta y lesiona sus derechos. “Nuestra posición es que aunque se haya hecho una política de apertura hacia Cuba, la situación no puede cambiar”, afirma Eduardo Sánchez, vicepresidente de la sociedad, quien anuncia que esta es solo la primera de las iniciativas que van a tomar para seguir vendiendo en exclusiva Havana Club en EE UU.

El enredo se remonta a la revolución cubana, tras la que se produjeron miles de confiscaciones de propiedades y empresas, entre ellas Havana Club, fundada en 1935 por la familia Arechabala, de origen español. Tras su llegada al poder, el Gobierno de Castro comercializó en las siguientes décadas el célebre ron, que en EE UU no se podía adquirir debido al embargo. Aunque no se podía vender, Cuba sí conservó durante ese tiempo los derechos sobre el uso de la marca en EE UU.

La historia se precipita con la caída del comunismo, un auténtico revés para Cuba, que se quedó sin las inyecciones económicas de la Unión Soviética. Con el fin de obtener recursos para sus maltrechas arcas, la Administración cubana alcanzó un acuerdo en 1993 con la multinacional francesa Pernod Ricard para exportar el ron. Cuatro años después, Bacardi llegó a otro pacto con la familia Arechabala, a la que compró los derechos de la marca Havana Club con el fin de relanzarla en Estados Unidos. Desde entonces, las dos compañías de bebidas alcohólicas han cruzado diferentes litigios ante la justicia americana. Hasta el momento, la balanza se ha inclinado del lado de Bacardi, que destila su ron en Puerto Rico. Sus victorias se han fundamentado en una norma de 1998 que impide registrar en EE UU marcas que el Gobierno cubano expropió a sus propietarios, ley que fue cuestionada por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

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Esta regulación, aprobada bajo el mandato de Bill Clinton, hizo que Cuba perdiese los derechos sobre la marca que tenía en EE UU y abrió las puertas a Bacardi para poder usarla. La reanudación de las relaciones diplomáticas que acordaron Obama y Raúl Castro en diciembre de 2014 ha supuesto un cambio de rumbo. “Es extraño que durante años se la haya negado la licencia a Cuba y ahora se le conceda”, afirma Eduardo Sánchez, que augura un escenario llamativo. En EE UU, país en el que durante años no se pudo comprar el ron, pueden llegar a convivir en el futuro dos botellas con marca Havana Club.

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Sobre la firma

Luis Barbero
Es subdirector de Actualidad de EL PAÍS, donde ha desarrollado toda su carrera profesional. Ha sido delegado en Andalucía, corresponsal en Miami, redactor jefe de Edición y ha tenido puestos de responsabilidad en distintas secciones del periódico.

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