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La toma de la televisión estatal en Pakistán empeora la crisis política

Un grupo de 400 manifestantes antigubernamentales tomó la cadena durante unas horas

Semana de protestas antigubernamentales en Pakistán.Foto: reuters_live

La televisión estatal de Pakistán (PTV) fue tomada este lunes por manifestantes en contra del Gobierno. Aunque el Ejército retomó el control unos momentos después, este ha sido un golpe muy representativo, uno de los más duros de la crisis política que sigue ahondándose en el país asiático. Este es la último acontecimiento en la ola de violencia que ha irrumpido el sábado en las principales ciudades del país tras más de dos semanas de protestas en contra del Gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, al que acusan de fraude electoral. El partido de Sharif ganó en mayo del año pasado 190 de los 342 escaños del Parlamento en unas elecciones que la mayoría de expertos consideró, si no perfectas, sí razonablemente justas.

Durante las protestas este fin de semana al menos tres personas han muerto y 500 han resultado heridas. La policía ha arrestado a más de 100 personas. Al frente de los manifestantes está Imran Khan, ex estrella del crícket convertido en político y el líder religioso musulmán Tahirul Qadri.

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Durante la toma de la televisión estatal, el presentador anunció que los manifestantes entraron armados con palos y piedras. “Lo importante es que nos mantengamos tranquilos. No hay razón para entrar en pánico en este momento y vamos a tenerlos informados en cuanto sea posible”, dijo. Las televisoras privadas aseguraron que eran unos 800 manifestantes y mostraron imágenes de gente gritando contra el Gobierno y rompiendo el equipo de PTV. Unas horas antes los manifestantes también habían desafiado al Ejército rompiendo la puerta y entrado a un edificio del Gobierno de la ciudad. También han intentado entrar a la casa del primer ministro. No está claro si Sharif está en su residencia de Islamabad, o ha sido evacuado a Lahore, como aseguran algunos reportes.

Imran Khan negó la participación de los miembros de su partido, el Pakistan Tehreek-i-Insaf (que significa Movimiento por la Justicia), en la toma de la televisión estatal. El clérigo musulmán también pidió a sus seguidores que se retiraran. Sin embargo aseguran que no cesarán las protestas. “No me voy a marchar. No voy a aceptar esta monarquía. Quiero una democracia real”, dijo Imran Khan.

Tras una reunión de emergencia con los partidos de la oposición, Sharif, que fue depuesto por el Ejército en un golpe de Estado en 1999, aseguró que no va a renunciar y que no dejará que “el mandato del pueblo sea secuestrado por la intimidación”. Aunque algunos expertos opinan que esta crisis le está cobrando factura y que, si logra seguir en el poder, lo hará debilitado. El primer ministro, ha aceptado que se investigue su Gobierno por fraude electoral, aunque esto no ha logrado parar las protestas. En el Parlamento discutirá durante esta semana sobre las posibles salidas a esta crisis política.

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Tras un encuentro con el Ejecutivo el domingo, el Ejército ha reiterado su “apoyo a la democracia”, en un comunicado en el que dice que “sigue con preocupación la crisis política y el giro violento que ha tomado”. Sin embargo algunos analistas miran con recelo al poderoso Ejército y piensan que podría estar detrás de los enfrentamientos en un intento de desestabilizar al Gobierno civil. El Ejército niega estas acusaciones aunque en varias ocasiones se ha manifestado en contra de las políticas del Ejecutivo. El juicio por alta traición al expresidente y general Pervez Musharraf, que encabezó el golpe de Estado de 1999 y que se enfrenta a la pena de muerte por decretar el estado de emergencia en 2007, amenaza con alimentar la tensión. Por otro lado, la ofensiva en Waziristán del Norte contra la insurgencia separatista, que comenzó en junio y que Sharif retrasó en favor de un diálogo ahora estancado, fue otro blanco de las críticas por parte del Ejército.

La democracia en Pakistán ha sido desde su fundación en 1947 demasiado frágil. El Ejército ha irrumpido con golpes de Estado y ha estado al frente de cuatro Gobiernos militares (la mitad de la historia). Los Gobiernos civiles han sufrido de inestabilidad. El pasado Gobierno, liderado por el PPP fue la primera vez que un gobierno civil electo concluyó una legislatura sin inconvenientes. También las elecciones que pusieron a Sharif como primer ministro, representaron el primer cambio de poder entre dos gobiernos democráticamente electos.

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