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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Tarifas confusas

El Gobierno ha diseñado un nuevo cálculo del recibo de la luz antes de disponer de contadores

Aunque la tarifa eléctrica horaria, en vigor desde el pasado día 1 de octubre, se ha explicado como un cambio drástico en el pago de la luz, lo cierto es que las bondades del nuevo sistema no son en ningún caso evidentes, al menos en un primer momento. El consumidor pagará cada hora un precio diferente, definido por el mercado mayorista, y podrá elegir entre diversos modelos de tarifas que le permitirán ahorrar si consume en periodos señalados; pero eso sucederá si tiene un contador inteligente y telegestionado, es decir, que almacene la información del consumo de cada hora y día. Por el momento, la mayoría de los hogares carecen de tales contadores. Las estadísticas, confusas en este caso, dicen que hay casi 12 millones de estos contadores, pero no todos pueden realizar lecturas horarias remotas.

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Mientras la red de contadores inteligentes no alcance una densidad crítica, los usuarios que no dispongan de tales artefactos seguirán pagando según los artificiosos tres perfiles de consumo estimado que aplican las compañías.

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Conviene saber además qué grado de compromiso tiene el regulador (Industria) para evitar que la venta de contadores se convierta en un oligopolio, en el que cada compañía obligue a comprar un modelo. Y el Gobierno todavía no ha aclarado un aspecto de la nueva tarificación, anclada en el mercado mayorista, que vulnera aparentemente el código mercantil; porque el usuario consume kilovatios de electricidad cuyo precio no conoce de antemano.

La nueva tarificación permitirá algún tipo de ahorro a las familias cuando puedan registrar consumos en horas valle y abaratar el coste mensual. Quizá contribuya a racionalizar el consumo. Pero ni mejorará la transparencia del recibo —si el usuario quiere conocer el detalle de su factura deberá trillar en Internet millares de datos— ni reducirá el precio de la electricidad que, por cierto, sigue estando entre los tres más elevados de Europa.

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