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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Europa debe actuar

Las tragedias diarias con muertes de inmigrantes en el Mediterráneo y el Este de Europa demandan una actuación conjunta y eficaz

Trabajadores de la Media Luna Roja trasladan el cadáver de un inmigrante ahogado frente a las costas libias
Trabajadores de la Media Luna Roja trasladan el cadáver de un inmigrante ahogado frente a las costas libiasMohamed Ben Khalifa (AP)

Europa se enfrenta a una crisis sin precedentes con miles de personas que huyen de la guerra y la miseria no ya a sus puertas, sino en su mismo interior, como lo demuestran las imágenes de la última semana en Grecia, Macedonia, Serbia y la frontera de este país con Hungría. Y guste o no, no se trata de un problema que pueda ser abordado con tiempo.

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Decenas de miles de personas —las que ya han llegado y las que están en camino— necesitan una solución urgente, ante lo que es una auténtica crisis humanitaria. También la necesitan los habitantes de la isla griega de Kos o la italiana Lampedusa, que han visto convertido su hogar en un minúsculo e infradotado refugio de quienes arriesgan sus vidas para tener la oportunidad de llevar una vida mejor, o simplemente, de vivir. Los testimonios de los refugiados sirios o afganos dan idea del infierno que han dejado atrás.

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Pueden hacerse muchos reproches a la UE porque esta crisis no es una sorpresa para nadie. España e Italia, por ejemplo, llevan años pidiendo ayuda a sus socios para abordar de una manera conjunta la tragedia en la que se ha convertido la frontera sur de Europa. Ayer mismo se supo del hundimiento de dos barcos que zarparon desde Libia con una primera estimación de 200 muertos, según Acnur. Las misiones de vigilancia o los cupos de inmigrantes no son sino parches a un fenómeno a gran escala que, de no ser abordado con celeridad y voluntad, puede poner en riesgo avances cruciales en el proceso de construcción europea como la apertura de fronteras en el interior de la Unión.

La muerte de 71 víctimas de los traficantes de personas en el interior de un camión frigorífico en Hungría es, entre otras cosas, un triste recordatorio de que hay quien ya está actuando y lucrándose con esta crisis.

Europa debe ser generosa y a la vez adoptar una estrategia global y seria. Están en juego la vida de los refugiados y el modo de vivir de los europeos.

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