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El desaliño de Messi ofende a los políticos de Gabón

Vestido con bermudas rotas, en camiseta y sin afeitar, el futbolista del Barcelona se entrevistó con el presidente del país y los líderes de la oposición

José Naranjo
Leo Messi, en Gabón.
Leo Messi, en Gabón.Steve Jordan (AFP)

Con una camiseta, pantalón vaquero corto lleno de costurones y zapatillas deportivas. Así se presentó Lionel Messi en Gabón el pasado fin de semana para poner la primera piedra del nuevo estadio de la ciudad de Port-Gentil, que será sede de la Copa África que se celebrará en 2017. El crack argentino estuvo acompañado en todo momento por el presidente gabonés, Ali Bongo, quien incluso le llevó a dar una vuelta en su coche por la capital. El descuidado atuendo del futbolista del FC Barcelona ha levantado una oleada de críticas, sobre todo en el seno del partido de la oposición, que asegura que Messi faltó al respeto a la máxima autoridad del país vistiéndose “como si fuera al zoológico: sucio, sin rasurarse y con las manos en los bolsillos buscando cacahuetes que arrojar”.

El viaje de la estrella del fútbol mundial se produjo a instancias de una invitación del propio Ali Bongo y gracias a la mediación del ex futbolista del Barcelona, el camerunés Samuel Eto’o, quien tiene un centro de formación para jóvenes deportistas en Libreville, la capital del país. “Aunque te llames Messi y seas multimillonario”, aseguró la Unión del Pueblo Gabonés (UPG) en un comunicado, “no tienes derecho a presentarte ante las autoridades de la República, incluso las de una bananera, con las manos en los bolsillos de un andrajoso pantalón. Gabón no es un zoológico”.

Lionel Messi, en el momento de poner la primera piedra del estadio Port-Gentil, en Gabón.
Lionel Messi, en el momento de poner la primera piedra del estadio Port-Gentil, en Gabón.STRINGER (REUTERS)

Pese a ello, el propio Ali Bongo no pareció en absoluto enfadado por la vestimenta del jugador, pues no dudó en colgar en su cuenta de Twitter una foto con él y llevarle a la inauguración del restaurante de su hijo. Pero además de por el atuendo, el viaje de Messi ha generado polémica por su financiación. El Gobierno gabonés ha tenido que desmentir la información publicada por la revista France Football que aseguraba que este desplazamiento había costado 3,5 millones de euros a las arcas públicas en un país en el que, pese a las rentas petroleras, aún existen altas tasas de pobreza. “La República de Gabón desmiente categóricamente haber transferido o haber prometido transferir ninguna suma de dinero al futbolista internacional argentino Lionel Messi”, informó mediante un comunicado la Embajada de este país en Francia.

En todo caso, Ali Bongo, que es hijo del dictador que gobernó el país durante 40 años con mano de hierro y cuya elección en 2009 estuvo salpicada de acusaciones de fraude, ha conseguido un golpe de efecto de cara a las elecciones presidenciales que se celebran el próximo año y para las que es máximo favorito, asociando su imagen a la del mejor jugador del mundo en un país donde, como en casi todo el continente, el fútbol levanta enormes pasiones.

Messi dejó sus manos sobre cemento.
Messi dejó sus manos sobre cemento.STRINGER (REUTERS)

Messi no viajó solo. Le acompañó el jugador portugués y también ex azulgrana Deco, aunque la presencia de este pasó casi desapercibida. En 2012 Samuel Eto’o también logró convencer a los entonces futbolistas del Barcelona y amigos suyos Xavi y Víctor Valdés para que acudieran a Libreville a apoyar su fundación. En todo caso, no es la primera vez que Messi viaja hasta el continente africano. En 2013, por ejemplo, la estrella argentina se desplazó a Senegal para apoyar los esfuerzos en la lucha contra la malaria, promocionando el reparto de mosquiteras. En la actualidad, el astro está de vacaciones después de haber disputado la Copa América con su selección mientras sus compañeros del Barcelona están de pretemporada en Estados Unidos.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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