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Columna
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Floriano

Esto no lo arregla ni Carlos Floriano. Porque me parece que entre las dos afirmaciones existe una contradicción insalvable

Jorge M. Reverte

 Dice María Dolores de Cospedal, secretaria general del Partido Popular, que la corrupción que puede haber en un partido la hay en la sociedad; o sea, que la sociedad es igual de corrupta que su estructura política. Sin embargo, Mariano Rajoy, que es el jefe de todos los populares, dice que la sociedad española no es una sociedad corrupta.

Esto no lo arregla ni Carlos Floriano. Porque me parece que entre las dos afirmaciones existe una contradicción insalvable. Sería bueno que desde el PP se nos hiciera llegar cuál de las dos ideas es la correcta. Yo, mientras tanto, no sabré a qué atenerme. No sé si escupirle a la cara al panadero sabiendo de antemano que me ha engañado en el peso o si tirar la botella de vino en medio del bar porque es seguro que el camarero le ha metido garrafón. En esto sí sigo a De Cospedal.

Si sigo a Rajoy, debo continuar comprando sellos en el Fórum Filatélico, pisos en Sofico, tricotosas en Matesa y óperas en el Palau.

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—¿Qué hacer? Se preguntaría Lenin.

Y Floriano le contestaría:

—Analizar la situación concreta.

Ya está todo más claro: no te puedes fiar de nadie por mucho que venga de parte de De Cospedal.

Ahora bien, como ciudadano me siento insultado en lo más profundo de mi ser.

¿Por qué De Cospedal se atreve a decir que vivo en una comunidad tan miserable y emporcada como es su partido? ¿Por qué tengo que soportar que me comparen al presidente de mi comunidad de vecinos con Luis Bárcenas o Álvaro Lapuerta? Yo quiero vivir en paz algún minuto de mi vida sin tener la sospecha de que mi hijo o mi mujer me la están pegando con la tarjeta de crédito.

Floriano, de una vez, coge ese toro por los cuernos.

 

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