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El consumo permite a la economía española crecer como antes de la crisis

El producto interior bruto aumentó en el segundo trimestre un 1%, el mayor ritmo en ocho años

Miguel Jiménez

La recuperación de la economía española toma velocidad de crucero en el final de la legislatura del Gobierno de Mariano Rajoy. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado este jueves que el producto interior bruto (PIB) creció un 1% en el segundo trimestre del año con respecto al primero, la tasa más alta desde finales de 2007, antes de que empezase la crisis. El consumo de las familias, que equivale al 58% del PIB, es el principal motor del crecimiento, pero casi todos los factores juegan a favor, desde el gasto público a la inversión, pasando por el sector exterior, favorecido por la caída del euro y del petróleo.

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La contabilidad nacional del segundo trimestre de 2015 muestra un panorama macroeconómico casi idílico. Crece con fuerza la inversión, se crea empleo, aumenta el consumo, se aceleran las exportaciones, la industria manufacturera avanza al mayor ritmo en más de una década... El Gobierno de Mariano Rajoy ha puesto grandes esperanzas en la economía como argumento electoral para las elecciones generales previstas para finales de este año, pero hasta el momento la recuperación que dibuja el cuadro macroeconómico no termina de calar en los votantes.

La creación de empleo es el mecanismo por el que la recuperación llega más a la población. Según los datos publicados ayer, la creación de empleo en un año es el equivalente a 477.400 puestos de trabajo a tiempo completo. Sin embargo, eso es solo una parte del empleo que se destruyó en 2012 y 2013, de modo que, así medidos, sigue habiendo en torno a 450.000 puestos menos que en el cuarto trimestre de 2011. El balance de Rajoy también es aún negativo en personas ocupadas, puestos de trabajo y horas ocupadas, pese al fuerte tirón del último año y medio.

Además, la remuneración de los asalariados pierde peso en el conjunto de la economía en favor del excedente de explotación de las empresas y de los impuestos. El coste laboral por unidad de producto cae un 0,1%, siete décimas por debajo de la variación de precios de la economía (el 0,6%, según el deflactor implícito del PIB), y la remuneración por asalariado crece el 0,2%. La contención salarial (o incluso la bajada de sueldos unitarios en términos estadísticos) se mantiene, si bien ese dato ha estado distorsionado con frecuencia en los últimos trimestres por la supresión de la paga extra de los funcionarios y su devolución parcial.

Los sindicatos atacaron por ese frente: “Las reformas del Gobierno sólo han conseguido que se cree empleo de baja calidad con salarios reducidos, pero no han mejorado las bases productivas ni el bienestar de la mayoría de la población”, señaló ayer UGT, que atribuye la mayor parte del mérito del crecimiento a factores externos como el precio del petróleo o las políticas expansivas del Banco Central Europeo (BCE).

La patronal, en cambio, aplaudió sin reservas los datos: “El patrón de crecimiento es más equilibrado. Sobresale, por el lado de la demanda, el comportamiento positivo de la inversión empresarial mientras que, por el lado de la oferta, hay que resaltar la fortaleza de la actividad industrial. Todo ello en un contexto de ausencia de tensiones inflacionistas y de corrección del desequilibrio exterior”, señaló la CEOE en un comunicado.

Turismo y petróleo

Donde sin duda la recuperación se está trasladando al bolsillo de los ciudadanos es en el consumo. En términos nominales, de los 3.327 millones que aumentó el PIB en el trimestre, 3.267 millones correspondieron al gasto de las familias. Su consumo, que lleva nueve trimestres al alza, crece el 1% en tasa trimestral y el 3,5% en tasa anual. La inversión, sobre todo en bienes de equipo (y en particular en medios de transporte), fue el otro gran motor en el trimestre, con un aumento del 2% trimestral y del 6,1% interanual.

El sector exterior drenó crecimiento, pero menos que en el trimestre anterior, gracias a la recuperación de las exportaciones de bienes y servicios. Uno de los puntos preocupantes es que las importaciones crecen con más fuerza que las exportaciones pese al enorme ahorro de la factura energética que ha supuesto la bajada del precio del crudo. En cambio, el turismo vive un año récord y el gasto de los extranjeros en España está disparado.

También el gasto público pone su granito de arena. En el segundo trimestre, que coincidió con la celebración de elecciones municipales y autonómicas, creció un 0,4% trimestral, aunque su impacto no es tan alto como en el primero, cuando creció un 1,7%. En año electoral, así, el gasto público ya crece a una tasa anual del 1%, la mayor en casi cinco años, desde el tercer trimestre de 2010.

La industria manufacturera acelera

Tras un mal año 2014, el sector de la agricultura, ganadería y pesca lidera el crecimiento en el segundo trimestre de este año. Es un sector muy pequeño, que apenas representa un 2,3% del producto interior bruto (PIB), pero en términos relativos fue el que más avanzó, con un crecimiento del 2,8%, corregido de efectos estacionales y calendario.

La industria manufacturera fue el otro sector más destacado en el segundo trimestre, con un avance de volumen del 1,6% trimestral (siempre con datos corregidos de efectos estacionales y calendario), el mayor ritmo registrado por este sector desde 2003. La construcción, en cambio, ha frenado un poco el paso tras su espectacular repunte de finales de 2014 y comienzos de 2015 y creció el 0,8%. Incluyendo construcción, el crecimiento trimestral de la industria, un sector que supone el 16,1% del PIB, es del 1,4%.

Los servicios representan el 67,3% del PIB y crecen un 0,8% trimestral. Dentro de ellos un tercio corresponde a comercio, transporte y hostelería, subgrupo que crece un 1%, en línea con el conjunto de la economía. El subsector más destacado es el de información y comunicaciones, que crece el 1,6%. Solo caen las actividades financieras y de seguros: un 0,4%.

¿A la cabeza o a la cola de Europa?

La legislatura que acaba en unos meses ha tenido una primera mitad de recesión y una segunda de recuperación. 2012 y 2013 fueron años en que la fuerte destrucción de empleo (con un despido más fácil y barato), las subidas de impuestos, la fuga de capitales y el estigma de pedir el rescate a Europa para recapitalizar el sector financiero hicieron de España una de las economías con peor comportamiento de Europa. En 2014 y 2015, en cambio, la estabilización del sector financiero, las reformas realizadas, la creación de empleo, la política monetaria del BCE y la caída del precio del crudo han permitido a España situarse a la cabeza del crecimiento entre los grandes países desarrollados.

Para análisis y opiniones queda qué parte de la caída de la primera mitad de la legislatura era herencia recibida, impacto internacional o errores del nuevo Gobierno y qué parte de la recuperación posterior se debe a las reformas y aciertos del Ejecutivo, a la política expansiva del BCE o a la mejora internacional. En el conjunto de los cuatro años del periodo 2012-2015, y tomando los datos reales de los tres primeros años y las previsiones de crecimiento para éste, España aún se sitúa en los puestos de cola de Europa, por delante de países como Grecia, Chipre, Portugal e Italia, pero detrás de Alemania, Francia u Holanda.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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