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Quien concilia, gana (mucho)

Lograr el difícil balance entre oficina y hogar trae ventajas para empresa y trabajador

Chris Ryan (Getty/OJO )

Dicen que los niños vienen con un pan bajo el brazo. En el caso de Sara, la hija de Nati, ejecutiva de cuentas, su llegada al mundo llegó acompañada de algo que, para algunas madres, suena mucho mejor: el proyecto de una guardería. Pero la idea no surgió de su madre, sino de la jefa de esta, Isabel Aires, directora de Aires News, la agencia de comunicación en la que trabaja. Isabel, con un equipo formado exclusivamente por mujeres, comprendió que el reloj biológico le estaba marcando el camino a seguir: se mudó a una nueva oficina de dos plantas con la idea de que la de abajo estuviera reservada a la guardería. Comenzará a funcionar el próximo mes de septiembre. “Nati ya tiene una niña; Jana, otra de mis trabajadoras, también está embarazada, y yo misma podría ser madre el año que viene. Lo primordial para mí es el equipo, al que pongo por delante de la empresa. Jana y Nati llevan casi una década conmigo y quiero que sigan aquí”, afirma Isabel, que no duda que su idea será una aliada para la productividad. “Al final, todas vamos a estar tranquilas sabiendo que nuestros hijos se encuentran a solo unos metros de distancia y la hora de la comida la pasaremos juntos”.

 Pero este ejemplo dista mucho de ser la norma general en nuestro país. Según el Informe de Evolución de la Familia Europea en 2014, del Instituto de Política Familiar, en España el 88,2% de las empresas definen de forma cerrada el horario de sus trabajadores, un porcentaje que baja hasta el 44,8% de Finlandia, donde la flexibilidad es mucho mayor. Y el caso de Aires News resulta aún más sorprendente por tratarse de una pyme, el sector que más dificultades encuentra para poner en marcha medidas de este tipo, sobre todo desde el inicio de la crisis económica.

 La Fundación Másfamilia, que desarrolla acciones para la protección y mejora de la calidad de vida y bienestar de la familia, otorga los reconocimientos a la empresa familiarmente responsable y tiene marcado en negro el último lustro. “Desde 2009 hemos visto cómo un 35% de las pymes que tenían el certificado efr lo han perdido. Muchas de ellas han cesado su actividad o han visto reducida su plantilla a la mínima expresión”, explica Roberto Martínez, director de la fundación. “Muchas pymes han hecho suyo el discurso del ‘ahora no toca’ y del ‘hay que echar más horas”. Este último dato lo avala el Instituto de Estudios Económicos, que recoge datos de la OCDE: la jornada laboral en nuestro país es de 1.690 horas anuales, claramente por encima de países como Dinamarca (1.522) o Alemania (1.413). Jornadas laborales extendidas con las que conciliar se convierte en misión imposible.

 La mujer y su acceso al mercado laboral

 Las dificultades para la conciliación acaban poniendo la zancadilla a la mujer y su acceso al mercado laboral. El segundo Estudio sobre la Situación de la Conciliación en España, elaborado por el Instituto Internacional de Ciencias Políticas, refleja que el 97,70% de las mujeres tiene un contrato a tiempo parcial para poder simultanear el trabajo con sus obligaciones familiares, frente al 2,30% de los hombres. Pero además de un fracaso en materia de igualdad, el informe también pone de manifiesto que hay empresas que lo están haciendo bien: es el caso de Repsol, a la que considera la mejor compañía para conciliar.

 “En Repsol contamos desde 2007 con un Comité de Diversidad y Conciliación formado cuyo objetivo es impulsar la cultura del respeto a las diferencias, así como fomentar la diversidad y facilitar el equilibrio entre la vida profesional y personal de sus empleados. Ahora tenemos 1.300 teletrabajadores en todo el mundo, se ha fomentado la flexibilidad horaria y se han puesto en marcha programas de autogestión del tiempo. También contamos con un servicio asistencial de salud y un banco de tiempo”, explica Jaime Martínez, director de Cultura Corporativa y Desarrollo de Personas de Repsol. La razón que les impulsó a poner en marcha este programa es, según Martínez, “la búsqueda del bienestar del equipo humano que forma Repsol y cuyo talento es una de las fortalezas de la empresa”. Entre los beneficios, la creatividad, la innovación, la mejora del clima laboral y el orgullo de pertenencia a la compañía. “Además, fomenta la actuación de responsabilidad con la estrategia de negocio con impacto en la consecución de objetivos”, añade.

 Sobre la capacidad de conseguir objetivos e hitos mientras se concilia sabe mucho Virginia Mosquera, directora creativa en la agencia de publicidad McCann Erickson en Madrid. “Después de tener a mi hija, pedí una reducción de jornada y mis jefas, que también son madres, me la otorgaron. Sigo llevando cuentas importantes y haciendo el mismo trabajo que antes e incluso logré un Sol de Oro en el último Festival de San Sebastián. Mucha gente me felicita y me cuenta que les parece imposible que sea capaz”. Su situación, que describe como “ideal, pero no fácil”, puede seguirse en su blog Mamíferas al borde de un ataque de nervios. “Hay días en los que parece que no te sale nada, muchas veces tienes que trabajar después de acostar a la niña. Resulta complejo, a veces es como vivir en el alambre”, explica. En el mismo sentido se manifiesta Yolanda Madrid, enfermera en el Hospital Universitario de Alcorcón: “Yo tengo reducción de jornada, pero a veces acumulas las horas con el fin de coger algunos días en Navidad o para ir a la fiesta del colegio de tu hijo”. Y, al mismo tiempo, señala los aspectos menos idílicos del situación: “Al final es reducción de horas, pero también de tu salario”.

El difícil fomento de la conciliación

 “La conciliación está dispersa en nuestro reglamento jurídico. Hay cosas que se recogen en la Ley 39/1999 para promover la conciliación de la vida laboral y familiar; mientras que otras aparecen en la 3/2007 sobre igualdad. Esto hace que sea más difícil aplicar las medidas de una forma integral”, reflexiona Roberto Martínez, de Fundación Másfamilia, que busca razones también en “determinados aspectos propios de la cultura popular española, como el presentismo o unas jornadas alargadas en demasía por las dos horas diarias para comer”.

 Otra barrera hacia la conciliación tiene que ver con la dificultad para asociarla con un incremento directo en las cifras de negocio. “Lo que no podemos hacer es decirle a la gente que por el hecho de impulsar iniciativas de este tipo va a ganar más dinero. Muchas veces, las medidas de conciliación van relacionadas con los intangibles: con posicionar tu marca o mejorar el ambiente laboral, al menos en el corto plazo”, concluye Martínez.

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