Las capitales valencianas se sumaron ayer a la ola de indignación que recorrió el planeta y que llenó las calles de ciudadanos descontentos por la crisis mundial y por la pasividad de los políticos para tomar las riendas de una economía a merced de los vaivenes de la banca.
La tarde del 19 de octubre de 2007, el entonces alcalde de Polop, Alejandro Ponsoda (PP), llamó desde el teléfono fijo de su casa a una sauna de Benidorm, se aseguró que estaba trabajando un masajista caribeño y le hizo una visita para mantener relaciones sexuales.
Entre el 3 y el 24 de noviembre de 2009, los investigadores detuvieron a las siete personas supuestamente implicadas en la autoría intelectual y material del asesinato de Alejandro Ponsoda. Al primero de ellos, Raúl Montero Trevejo, de casualidad.
"El caso Emarsa es un asunto que deberá resolver el juez y la fiscalía no es el juez". El vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons, no pudo ser más lacónico ni mostrarse más distante cuando ayer, en Oliva, se le preguntó si el PP pensaba adoptar medidas contra dos militantes de su partido: Enrique Crespo y Esteban Cuesta.
JUAN M. JÁTIVA | Valencia
El Palau de les Arts de Valencia muestra las tripas al público en visitas nocturnas