J. Edgar Hoover, director del FBI entre 1935 y 1972, fue un tipo duro en una época en que solo tipos duros gobernaban Washington. Bajo su mandato, el cuerpo de policía judicial de Estados Unidos acosó a gánsteres, mafiosos, comunistas y líderes de los derechos civiles.
Si Ana Bolena viviera, ya no perdería la cabeza. O al menos esos son los planes del primer ministro británico, David Cameron, que ha escrito a sus colegas de los 16 países de la Commonwealth que tienen como jefe del Estado al soberano británico, invitándoles a cambiar la ley de sucesión y acabar con la preeminencia del varón sobre la mujer.