La búsqueda acelerada de culpables de la crisis financiera empieza a poner nerviosos a los políticos. En Washington, en Londres y en Madrid y Valencia. La Caja Mediterráneo (CAM), que llegó a ser la cuarta de España, ha quebrado y amenaza con hacer perder miles de millones al Estado, por lo que la tensión política ha subido.
El aumento de los desahucios y la lucha del Movimiento 15-M por evitarlos ha puesto en los últimos meses bajo el foco a las ejecuciones hipotecarias. El Tribunal Constitucional rechazó ayer estudiar si esos embargos vulneran los derechos fundamentales de los afectados a una vivienda digna y a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales.
Las subastas del Tesoro de las últimas semanas siguen un mismo patrón: logran inversores pero a costa de ofrecer cada vez unos tipos de interés mayores. Es lo que pasó hace una semana con la colocación de letras a 12 y 18 meses; unos días más tarde en la de obligaciones a 10 y 15 años; y ayer ocurrió lo mismo con las letras a tres y seis meses.
Suena nueva música en Wall Street. Y los que no se animan a bailar al son que marcan los supervisores en EE UU empiezan a abandonar. Es lo que acaba de hacer el especulador George Soros, que acaba de anunciar a los clientes de su fondo de alto riesgo que les devuelve el dinero que le confiaron para dedicarse a gestionar la fortuna y los activos de su familia.