La crisis del euro
Las necesidades de los fabricantes de coches en Múnich, preocupados por las subidas salariales, son difícilmente compatibles con las cuitas de los trabajadores irlandeses o españoles que hace cinco años, en plena burbuja, se compraron un piso con una hipoteca a interés variable.
El euríbor (European Interbank Offered Rate) es un tipo relativamente artificial. Es un promedio de lo que marcan 42 grandes bancos europeos, pero no se cruzan operaciones de préstamos entre ellos a ese precio. Sin embargo, marca el coste de millones de créditos.
Destacados dirigentes de la Unión Europea y de la Organización y el Desarrollo Económico (OCDE) coincidieron ayer en subrayar en que no existe ninguna analogía y no se puede comparar la situación de Portugal, que se ha visto forzado a pedir la ayuda financiera a la UE con la de España.
Los bancos respiran y los sindicatos anuncian huelgas. Portugal ha recibido con división de opiniones la petición de ayuda financiera a sus socios europeos, y con el sentimiento unánime de que las condiciones del rescate serán duras.
Hay aeropuertos que se justifican por el negocio económico que generan, otros que difícilmente resultarán rentables pero cumplen una función social y otros que difícilmente pueden explicarse en uno u otro sentido. En España, solo 11 de los 48 aeropuertos públicos de AENA cerraron el año 2010 con beneficio neto, es decir, uno de cada cuatro.
En los años ochenta y noventa, el suministro de petróleo creció. Pero esa tendencia cada se aleja más y, probablemente, no volverá. Es más, y como dijo Thomas Helbling, economista del Fondo Monetario Internacional, lo más probable es que el periodo de carestía que se inició hace una década se agrave.