La crisis del euro
La crisis del euro se cobró ayer su segunda víctima en poco más de seis meses. Tras una semana resistiéndose a aceptar las ofertas de rescate, Irlanda capituló ayer y anunció que necesita el salvavidas europeo y del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los ministros de Economía de la eurozona se mostraron ayer dispuestos a dar luz verde al plan de rescate de Irlanda. Didier Reynders, ministro de Economía de Bélgica, que ocupa la presidencia de turno de la UE, confirmó que los titulares de Economía de la Unión habían mostrado su disposición a conceder una ayuda financiera a Irlanda activando los mecanismos financieros creados el pasado mayo para asistir a los países en dificultades.
El problema del crecimiento económico casi perpetuo radica justo en esa palabra: casi. Irlanda combinó con éxito durante años un modelo basado en flexibilidad, privatizaciones y bajos impuestos. Funcionó como la seda.
"Espero que no sea necesario" pedir ayuda a la Unión Europea (UE) ni al Fondo Monetario Internacional (FMI), aseguró ayer el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, que enumeró con énfasis las diferencias entre su país e Irlanda: "No tiene crisis del sistema bancario, no ha padecido una burbuja inmobiliaria, y el nivel de endeudamiento público está dentro de la media europea".
Un desempleado sueco tiene la posibilidad de sustituir temporalmente a un trabajador que aprovecha el relevo para formarse. Uno alemán tiene oportunidades similares, con la ventaja de que los servicios públicos de empleo se hacen cargo de su salario.