El futuro de Europa
El Parlamento Europeo colocó ayer en la picota a Francia y Nicolas Sarkozy por la repatriación de miles de gitanos rumanos y búlgaros en un tenso debate en el que se calificó de escandalosa y ridícula la actitud de José Manuel Durão Barroso y de la Comisión por su aparente pusilanimidad y por no condenar por ilegales y contrarias a derecho comunitario las decisiones de París.
El discurso se había presentado como el del "estado de la Unión 2010", primero de su especie, pero lo que ayer ofreció José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión, se pareció más a una relación exhaustiva de actuaciones para la UE en el año político entrante, un catálogo que prima un mayor activismo en lo económico y un llamamiento a los 27 socios a comportarse más en clave comunitaria en la escena internacional so pena de hundirse en la irrelevancia.
A las cuatro de la tarde, en la Asamblea Nacional de París, el ministro de Trabajo, Eric Woerth, tomó ayer la palabra para iniciar uno de los debates más importantes de la legislatura, el que retrasa dos años la jubilación de los franceses. A la misma hora, unos kilómetros más al este, en la place de la Bastille, un viejo izquierdista, Lucien Legrand, en medio de una multitud que se manifestaba para protestar, precisamente, por esa reforma, aseguraba: "No todo está jugado todavía".
Altísima tensión política en Italia. Con nocturnidad y cegados de ira por el durísimo discurso lanzado por Gianfranco Fini el domingo, Silvio Berlusconi y su viejo socio de la Liga Norte, Umberto Bossi, galoparon ayer hacia las elecciones anticipadas al exigir a la desesperada una medida que, además de ser imposible, es inconstitucional: la dimisión de Fini como presidente del Congreso.
Si un milagro no lo impide, Barack Obama se enfrenta a una debacle electoral en noviembre. Empequeñecida su figura, agigantados sus rivales -tanto más cuanto más extremos- y lastrado por un panorama económico pesimista, se muestra incapaz, a 55 días de los comicios para la renovación parcial del Congreso, de evitar que su partido pierda la mayoría, probablemente en ambas Cámaras.
Como el fanatismo no atiende a razones, poco importa que el hombre al frente de las tropas estadounidenses y de la OTAN en Afganistán le haya pedido cancelar sus planes de quemar cuantos más coranes mejor el próximo sábado, noveno aniversario de los ataques terroristas del 11 de septiembre.