"Hay ingresos que no van a volver". La vicepresidenta económica, Elena Salgado, recurre a menudo a esta advertencia para explicar por qué el Gobierno se ha embarcado en un drástico plan de ajuste, de más de 50.000 millones, en el gasto público. Los números pueden ser más elocuentes que las palabras: en sólo dos años, los ingresos públicos en el PIB ha pasado del 41,1% al 34,6%.
Bruselas ya ha enviado su mensaje de que los diferentes planes renove que han espoleado las ventas de automóviles en Europa deben acabar este año. Para España, el fin del plan 2000E, en unos dos meses, coincidirá con la subida del tipo general del IVA, que afectará al automóvil.
La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) ha cogido un ritmo sancionador frenético para intentar que las empresas no se repartan el mercado y pacten precios. "Lejos de mirar para otro lado y levantar el pie del acelerador por la crisis económica, hemos puesto la lupa en este tipo de prácticas dañinas contra la libre competencia", afirmó su presidente, Luis Berenguer.