Fèlix Millet, ex presidente del Palau de la Música Catalana, ha puesto en marcha el ventilador. Acorralado por las informaciones que han ido conociéndose este mes (avanzadas por EL PAÍS) sobre cómo se apropió de fondos de la entidad para lucro personal, ahora ha reconocido que pagó comisiones a particulares para lograr fondos públicos y privados con los que sufragar las obras de restauración y ampliación del simbólico edificio modernista.
La estatua alada hizo honor al sustantivo y se quedó inmóvil, pero el Drácula ramblero no pudo menos de sacar la cabeza de su ataúd al oír los particulares acordes de la performance con la que ayer el iconoclasta Albert Pla ilustró la presentación de su espectáculo La diferencia.
El Banco de España ha dejado muy claro y desde el principio su deseo de que el número de entidades financieras, en particular el número de cajas de ahorros, se reduzca de forma sustancial a raíz del actual vendaval financiero y económico. Y también ha enfatizado que las fusiones son la vía que seguir para lograr un mapa con menos actores, pero más fuertes.
Las cuentas de Barcelona para el año 2010 no se podrán calcular hasta que el Ayuntamiento sepa qué transferencias le van a llegar desde las otras dos adminsitraciones, especialmente la central. Por ese motivo, el bipartito no ha empezado a negociar, con papel y lápiz, el presupuesto de 2010 con su socio preferente, Esquerra Republicana.
Como en una guerra civil, ayer la sala de plenos del Ayuntamiento de Castell-Platja d'Aro (10.150 habitantes, Baix Empordà) quedó dividida en dos. A la derecha, los partidarios del alcalde saliente, el convergente Joan Giraut; a la izquierda, los de la nueva primera edil, la socialista Dolors Padilla.