Los escándalos que afectan al PP
Cinco meses después de su estallido, el caso Gürtel, que Mariano Rajoy siempre ha querido minimizar, crece sin freno y ayer se transformó en una guerra abierta y pública entre dirigentes del PP. El detonante para la explosión han sido las amenazas que Luis Bárcenas está lanzando, siempre en privado, de desvelar cuestiones delicadas que afectan a diversos dirigentes.
El Supremo inició ayer, por fin, la tramitación del caso Gürtel en lo que se refiere al senador Luis Bárcenas y al diputado Jesús Merino, ambos del PP, sobre los que el alto tribunal había admitido la competencia para investigar y, en su caso, juzgar delitos de cohecho (soborno) y contra la Hacienda pública.
La titular del Juzgado de lo Social número 8 de Madrid, Pilar Varas, ha declarado improcedente el despido del sastre José Tomás, que confeccionó los trajes del presidente valenciano, Francisco Camps, y otros implicados en el caso Gürtel, y ha condenado al propietario de Forever Young, el empresario Eduardo Hinojosa, a readmitirle o indemnizarle con los 232.500 euros que le faltaban por percibir del importe total de su contrato.
La nueva financiación autonómica
Todo apunta a que las críticas del PP al Gobierno por su reforma del modelo de financiación se quedarán en balas de fogueo. Es muy probable que varios Gobiernos autónomos populares rechacen el nuevo sistema que planteará mañana la vicepresidenta económica, Elena Salgado, en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF).
El rechazo de CiU al acuerdo de financiación autonómica ha dejado descolocado a su Grupo Parlamentario en el Congreso, según admiten varios diputados nacionalistas. Ese grupo, que dirige Josep Antoni Duran Lleida y en el que tiene mayor peso Unió, se ha distinguido por su interés en trabar acuerdos con el Gobierno, especialmente en asuntos económicos.
A sólo una semana de la que debía ser primera visita de un miembro del Gobierno español al Peñón, el primer ministro gibraltareño, Peter Caruana, decidió ayer tensar la cuerda con España con un insólito llamamiento a los dueños de embarcaciones que naveguen por aguas que Gibraltar considera propias para que desobedezcan los requerimientos de la Guardia Civil y pidan ayuda a la policía del Peñón.