Un ojo en el bolsillo
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA | París
El cortometraje terminaba con la secuencia de un tipo que se caía de un edificio alto. Y para darle realismo, los autores pensaron que lo mejor era arrojar el móvil encendido con el que rodaban desde el edificio en cuestión. el teléfono en una cajita protectora de plástico para que amortiguara la caída... El móvil no dejó de rodar: el realismo se consiguió.