La recesión empeora, la necesidad de gasto fiscal se agudiza y el abordaje público a balances bancarios rebosantes de activos tóxicos urge. El Fondo Monetario Internacional (FMI) martillea este mensaje cada vez que tiene ocasión desde hace meses. Y ha hecho de la revisión permanente de las previsiones económicas su mejor argumento.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó ayer una polémica ley para recuperar por la vía de nuevos impuestos parte del dinero de los bonos entregados por AIG y para impedir que otras empresas que cuentan con ayuda del Estado vuelvan a incurrir en esa práctica en el futuro. La iniciativa, rodeada de dudas sobre su constitucionalidad, no ha reducido en absoluto la presión política en torno al secretario del Tesoro, Tim Geithner, por su tardía reacción en este asunto.
Seat planteó la disyuntiva a sus 13.000 trabajadores hace meses: o se congelaban los salarios dos años, lo que les abriría la puerta a poder fabricar el nuevo Audi Q3 en la fábrica de Martorell, o Volkswagen no les adjudicaría la fabricación del modelo, con lo que caería el trabajo y sobrarían 1.500 empleos.
Aprieta pero no ahoga. La Comisión de Competencia (CC) británica ha dado finalmente dos años a BAA (filial de la española Ferrovial) para vender tres de los siete aeropuertos de Reino Unido. La decisión de la venta obligada estaba descontada (de hecho, el aeropuerto de Gatwick se puso en venta ya hace seis meses), pero el plazo de dos años "alivia mucha tensión", según un portavoz de Ferrovial.