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Patrullas rurales contra el robo de uva embolsada

Vigilan, día y noche, las plantaciones, en punto de mira de los ladrones

La comarca del Vinalopó Mitjà es el último reducto de Europa donde se cultiva una de las frutas más cotizadas de temporada, la uva de mesa embolsada. Por ello, sus limitadas plantaciones hacen de sus viñedos un botín muy preciado por los ladrones. Durante años, los agricultores han sufrido los saqueos y ahora, con el declive de la industria marmolera y de la construcción, temen que se disparen los robos. Los temporeros de Novelda y Aspe, en colaboración con la Policía Local, se organizan mediante un servicio de vigilancia rural para prevenir expolios.

En colaboración con la Policía Local de Novelda, tres patrullas, integradas por dos temporeros cada una, vigilan por turnos, día y noche, las 2.000 hectáreas de plantaciones. Ésta es la extensión que, según los agricultores, ocupa actualmente el cultivo de la vid en esta localidad.

"Este año tenemos más miedo. Hay mucho paro", dice un campesino

La cobertura legal de los brigadistas la proporciona el sindicato agrario Jóvenes Agricultores-Asaja, merced a un convenio municipal. Esta experiencia comenzó a aplicarse hace seis años para dar respuesta a una insistente demanda del colectivo agrario ante la oleada de robos. Empresarios locales explican que la patronal sufrió durante años ostensibles mermas en su facturación a causa de los asaltos a las plantaciones. Pero desde la puesta en marcha de este dispositivo, los robos han caído en picado, señala el coordinador de este dispositivo, el también empresario agrícola José Antonio Martínez. Este año, según detalla el secretario general de Jóvenes Agricultores-Asaja, Eladio Aniorte, el colectivo acordó con el consistorio una subvención económica de unos 34.000 euros, presupuesto destinado a la contratación de los efectivos hasta finales de diciembre.

La función de este servicio rural es exclusivamente de vigilancia y control; en caso de registrarse alguna incidencia, interviene la Policía Local, subraya Martínez.

José Ruiz, el brigadista, agrega: "También, además de asesorar a los patronos, con la presencia de estas patrullas mucha gente se beneficia. Hay que tener en cuenta que también se disminuyen los robos en casas de campo". Los agricultores recalcan que los asaltos acarrean importantes pérdidas colaterales; no sólo por el robo de los racimos sino porque también los ladrones destrozan las cepas.

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El trabajo de los brigadistas es rigurosamente controlado. Diariamente, los operarios tienen que detallar un parte de incidencias con los kilómetros recorridos durante su jornada. Este año, los agricultores de Novelda "tienen mucho miedo". "Hay mucha gente en paro. Y esto es una manera de llevarse un dinero fácil", sentencia Martínez.

El característico microclima de este valle del Vinalopó favorece el cultivo de la variedad aledo, que obtiene su nombre de la población murciana donde se descubrió esta vid, popularmente conocida por su consumo tradicional durante el día de año viejo.

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