Un novio despechado que cuelga fotos de su ex, ligera de ropa, en una página de contactos. Un joven que intenta batir récords de velocidad con su coche tuneado por una carretera comarcal, lo graba y lo comparte con la audiencia mundial de Youtube. O una mujer que exhibe, en su blog personal, fotos de sus amigos sin que éstos lo sepan.
Seguramente nunca pensó que alejarse de su maltratador sería tan complicado. Raquel (nombre ficticio) denunció a su pareja que, pese a todo, seguía persiguiéndola. Cuando intentó pedir ayuda en un centro de acogida se encontró con las puertas cerradas. Raquel no era una víctima de violencia de genéro como las demás, ella sufría también adicción a las drogas.
Abusó presuntamente de sus hijas de nueve y diez años en zonas despobladas. Y abusó también de ellas en casa. Fabian B. A., de 35 años, hoy en prisión preventiva, esperaba a que su mujer saliera del domicilio familiar hacia el trabajo y obligaba a las pequeñas a ver e imitar escenas de películas porno.
EMILIO DE BENITO | Madrid
Aumenta el consumo de grasas y baja el de hidratos en los países ribereños