"Los prisioneros de hoy no están entre rejas"
Basta verla bajar del taxi, apurada, para darse cuenta de que esta mujer menuda cree mucho más en la fuerza de la razón que en la razón de la fuerza. Su fragilidad no le impide ser martillo de quienes atropellan los derechos humanos, lo mismo grandes potencias que pequeños dictadores.