Crisis interna en el PP
Mariano Rajoy ha tenido muy pocos días buenos desde que perdió las elecciones. Pero ayer fue, sin duda, de los peores. El líder sufrió varios desplantes imposibles de disimular de personajes relevantes de su partido. Cada uno de los episodios de la larga jornada que comenzó el lunes por la tarde muestran las dificultades que tiene el líder de la oposición para mantener en calma las aguas del PP y sobre todo para acabar con la herencia del aznarismo.
Fue hace 15 días. César Alierta, con muy buenas relaciones en el PP -fichó a Manuel Pizarro tres semanas antes de que le dejara plantado para ir en las listas de Rajoy-, se encontró en un restaurante con Eduardo Zaplana. Sabía que ser diputado raso es muy poco para él. Le tanteó, le vio dudoso, y quedaron en hablar. Entonces se le ocurrió el puesto ideal: delegado para Europa.
La actividad parlamentaria de la legislatura se inició ayer con el PSOE marcando distancias y sin buscar apoyos a sus iniciativas; con CiU y PNV deseosos de negociar y llegar a acuerdos con el Gobierno y, sobre todo, con el PP atrapado en sus tensiones y contradicciones internas.
España se mueve en el filo de la navaja en Kosovo, donde trata de conciliar la unidad con sus socios de la OTAN y la UE (la mayoría de los cuales han reconocido la independencia de la ex provincia serbia) y el respeto a la legalidad internacional, (que proscribe la alteración unilateral de las fronteras).
Quería dar las gracias, pero se le adelantaron las lágrimas. Al pisar tierra, por primera vez en meses, y después de haber pasado casi una semana encañonado por una metralleta, Amadeo Álvarez, capitán del Playa de Bakio, se derrumbó anímicamente. "No nos han agredido, pero nos han tratado vejatoriamente", explicó entre sollozos. "Gracias de todo corazón.
ANDREU MANRESA | Palma de Mallorca
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