En 1975 un crítico literario preguntó a Augusto Monterroso qué sensación le producía ser considerado un humorista. La respuesta del escritor fue todo un autorretrato: "Agradable, no por lo de humorista, sino por el hecho de ser clasificado. Me encanta el orden".
"¿Un concierto? ¿De Paul Simon? ¿Ahí dentro?". Las reticencias de Jake y Sarah, meros espectadores el sábado a la salida del recital del cantante, guitarrista y compositor, resultaban del todo comprensibles.
JUAN GÓMEZ | Berlín
Hallada entre legajos una partitura desconocida del músico
Las colecciones de EL PAÍS
LULA GÓMEZ | Madrid
Mañana por 5,95 euros, al comprar EL PAÍS, 'Perdita Durango', y el viernes, 'Jamón, jamón'