"Ya sólo pienso en polaco si sueño con Auschwitz"
Acaba de pasar unos días en España y todavía se le ilumina la cara cuando habla de las tapas que comió en Barcelona. Aquí en Washington, Jaleo es el único lugar que puede estar a esa altura. Llega con su mujer, Peggy, de origen peruano, "aunque sólo me habla en español cuando se enfada". Tiene unos modales y un inglés extremadamente afables, ecuánimes. La fotógrafa le pide que se siente en la barra. "Sáqueme bien que soy lector de EL PAÍS".