"Pasamos a debatir el botellón"
"A continuación, pasamos a debatir el botellón". Pasaban las seis de la tarde cuando el presidente del Senado, Javier Rojo, dejaba recogida en el diario de sesiones esta insólita frase. Frente a él, en el hemiciclo, se sentaban 259 estudiantes de bachillerato de 16 y 17 años, y ése era uno de los temas sobre los que habían decidido debatir.