El rostro del sanguinario
Ojos inyectados, la piel negra siempre sudorosa, una sonrisa infantil pero tenebrosa. Toda la crueldad y complejidad del dictador ugandés Idi Amín, un sanguinario que acabó con la vida de 300.000 ugandeses entre 1971 y 1979. En su delirio sádico mandó asesinar y cuartear el cuerpo de una de sus mujeres.