Superdotados, admirados e incomprendidos
Si un niño muestra desde muy corta edad un apetito voraz por la lectura, si al año y medio puede permanecer sentado viendo entera una película de dibujos, si con 24 meses realiza correctamente sencillas operaciones aritméticas, si a los dos años y medio sigue con interés los partidos de fútbol hasta su fin, o si a los tres es capaz de construir puzzles de hasta 300 piezas o de tocar el violín, será seguramente un niño superdotado.