La magia del tebeo hecho cine
Han pasado más de treinta años desde que Heidi corriera monte abajo persiguiendo a Pedro. O desde que Marco quebrara los corazones de los niños españoles buscando a su madre por medio mundo. En estas tres décadas, los dibujos animados japoneses han pasado de ser tiernas demostraciones de cariño adolescente (Candy, Candy) o de férreas amistades juveniles (Oliver y Benji) a cultivados cuentos de hadas para adultos y explosivas recreaciones de un futuro siniestro y cyberpunk.