La literatura breve no deja de crecer
Que un cuento puede inaugurar un mundo es algo bien sabido por los viajeros que se sientan junto al fuego a compartir historias en noches sin luna y por los niños que reclaman, desde tiempo inmemorial, su pago en fantasía a cambio del amargo deber de irse temprano a la cama. Pero, a juzgar por la calidad de los cuentos, relatos y microrrelatos que cierran 2004, la literatura breve gana espacio también en el mercado y sigue dando pelea por sacudirse el sambenito de género que vende poco y mal, frente a la voracidad de la novela.