Ni las torres de Diagonal Mar, ni el modelo de la Vila Olímpica, ni la alta densidad del Eixample barcelonés. El nuevo barrio que proyecta el Ayuntamiento de Barcelona para los terrenos ahora industriales situados junto al paseo de la Zona Franca podría parecerse más a la línea del frente marítimo de la ciudad que ha crecido en los últimos cinco años.
Varias decenas de pequeños accionistas de Grand Tibidabo permanecieron ayer durante toda la mañana frente a la sala de vistas del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Barcelona. En ella se celebraba la junta que decidía la liquidación de la empresa, en quiebra desde 1999. Al mediodía llegó la deseada noticia: el convenio no había sido aprobado, por la oposición del principal acreedor, la Agencia Tributaria.
En una semana laborable normal (excluidas las de verano o las que tengan días festivos) se registran en los 202 municipios que forman la región metropolitana de Barcelona un total de 49,95 millones de desplazamientos.
El yugo y las flechas, el símbolo de Falange, siguen colocados en muchas de las viviendas de protección oficial construidas durante el franquismo casi 30 años después de la muerte del dictador.
La quiebra de Grand Tibidabo continúa. La Agencia Tributaria, que acumula el 85% de los 32,1 millones que adeuda la empresa quebrada, se opuso al convenio de liquidación en la junta de accionistas de ayer.
"Por poco que sea posible, lo mejor será dejar el río como estaba". Así de rotundo se mostraba ayer uno de los integrantes de la comisión científica que debe decidir el destino de las miles de toneladas de residuos tóxicos y radiactivos amontonados en el río Ebro.