Londres-Benidorm a 200 por hora
ADRIÁN FONCILLAS | Barcelona
Ferrari, Porsche, BMW, Mercedes, Subaru y hasta un Rolls Royce, muchos víctimas del tunning -el atrevido maquillaje que decora la carrocería- y todos con un número de competición. La AP-7 se ha convertido en Tarragona en cíclico escenario de las secuelas de Cannonball, aquella alocada película de 1981 en la que varios conductores cruzaban Estados Unidos de costa a costa a toda velocidad y sin escrúpulos con las normas de tráfico.