Regreso al infierno
GABRIELA CAÑAS | Bruselas
Al sur de la industriosa ciudad belga de Charleroi, en el barrio de Marcinelle, hay un edificio unifamiliar abandonado construido en ladrillo rojo. Es una de las casas del pederasta belga Marc Dutroux. Sus estancias fueron inspeccionadas por la policía en busca de las niñas que estaban desapareciendo en Bélgica entre junio de 1995 y agosto de 1996. Pero sus pesquisas nunca dieron resultado.