Desafío extremo
JAVIER DEL PINO | Washington
Ante un panorama televisivo que permite buscar marido, comer gusanos o meterse bótox en el ceño delante de las cámaras, era sólo cuestión de tiempo que un producto añadiera elementos de la lucha de clases al mero placer voyeurista. Lo ha conseguido The simple life (La vida simple), un reality que acaba de estrenar en Estados Unidos la cadena Fox, que es conservadora en sus principios, pero desenfrenada en su programación.