LA POSGUERRA DE IRAK
RAMÓN LOBO | Bagdad
Cinco coches bomba, conducidos por suicidas, estallaron ayer en el centro de Bagdad con un intervalo de poco más de una hora y causaron más de una treintena de muertos y dos centenares de heridos. La matanza, que tuvo como objetivos la sede de la Cruz Roja en la capital iraquí, cuatro comisarías de policía y hoteles, revela una mayor sofisticación en las acciones armadas de la resistencia.
El presidente estadounidense, George W. Bush, cree que los avances en la estabilización y la reconstrucción de Irak hacen que los antiguos seguidores de Sadam Husein estén "cada vez más desesperados", y asegura que los atentados no van a cambiar los planes de la posguerra.
Los cinco atentados simultáneos revelan la capacidad táctica de los grupos iraquíes que se oponen a la ocupación
Portar el emblema de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja -su equivalente en los países musulmanes- ya no es sinónimo de inviolabilidad. La organización fue atacada ayer en Bagdad en un atentado "inédito", como lo calificó Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Vladímir Putin permaneció impasible ante la caída del mercado de valores ruso por el encarcelamiento del magnate Mijaíl Jodorkovski, dueño de Yukos, la primera petrolera del país. La frialdad del presidente sembró alarma en los círculos empresariales y democráticos de Moscú, que temen un proceso ejemplar inspirado en las tradiciones estalinistas.
El conservador gobernante colombiano, Álvaro Uribe, procesaba ayer una doble amargura: el descalabro del referendo constitucional, aún sin validar, y la derrota de su candidato preferido en las elecciones por la alcaldía de Bogotá, ganada por la izquierda.
La población del departamento de Tarija, donde se encuentran los principales yacimientos del país, planta cara a los movimientos indígenas y defiende su principal fuente de ingresos