Las empresas viven en carne propia el refrán el tiempo es oro: unas infraestructuras deficientes que retrasen la llegada de los productos a su destino se traducen en menor eficacia en el servicio y en una carga extra de costes.
Sol, música y volantes. Ninguno de estos elementos faltaba ayer en la plaza de las Caramelles, en Barcelona. La suma de todos ellos puede recordar a la España de pandereta del Ministerio de Turismo de Fraga, pero no hay nada más lejos de lo que en realidad ocurría en el corazón del Raval.
Carme Laura Gil ya lo había adelantado a principios de 2001, y ahora Artur Mas lo corrobora. La Generalitat quiere aprobar antes de 2003 una ley catalana de educación al margen de la ley de calidad elaborada por el Ministerio de Educación.
Si nada se tuerce a última hora, Barcelona tendrá antes de fin de año un Centro Interreligioso. Nada que ver con el nonato Consejo Interreligioso, órgano consultivo cuya creación se paró por orden expresa del alcalde, acuciado a su vez por el arzobispo.