Multitudinario adiós a los estudiantes
Ripollet y Viladecans se paralizaron ayer para despedir a las víctimas del accidente de Soria
Parecía un pueblo fantasma. Todos los comercios estaban cerrados y el silencio reinaba en Ripollet a primera hora de la mañana de ayer. No hacía falta preguntar dónde se celebraba el funeral. Las calles eran una procesión de vecinos. Rostros graves en la calurosa mañana. Todo confluía hacia el polideportivo, cuyas calles próximas estaban abarrotadas mucho antes de que empezara la ceremonia, igual que el parque Gassó-Bergés.