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Casillas corona a Cibeles ante miles de aficionados

Los seguidores madridistas, menos que en otras ocasiones por las vacaciones, celebran el primer título de la era Ancelotti

Foto: atlas | Vídeo: j. medina (reuters) | atlas
Felipe Betim

Un joven delgado vistiendo la antigua camiseta con el 9 de Cristiano Ronaldo fue el primero en bajar corriendo la calle de Alcalá en dirección a Cibeles. En cuestión de tres minutos, la plaza se llenó de madridistas. La policía y una doble valla protegían la fuente para evitar que los aficionados se subieran a la diosa. Justo delante del Ayuntamiento, una gran pantalla transmitía en directo la entrega del trofeo y cómo el capitán Iker Casillas la recogía.

Desde las 23.30, el público asistente no paró de cantar “campeones, campeones, oe, oe, oe”. También coreaban “¡Sí, sí, sí, la Copa ya está aquí!”. Un madridista resumió la victoria de la siguiente manera: “De puta madre, todo es complicado, pero somos los mejores”. Risas de fondo. La plaza la coparon los jóvenes. Las familias y los turistas decidieron quedarse algo más alejados de la la enorme televisión. A las doce y media ya se había llenado la plaza.

Tuvieron que esperar varias horas porque la plantilla no llegó a la plaza hasta las 4.00 de la madrugada. Después de aterrizar en Barajas, los jugadores se dirigieron al estadio Santiago Bernabéu. Desde allí salió el autobús con el que el equipo recorrió los madrileños paseos de la Castellana, Recoletos y Prado. La Copa pasaba de mano en mano e incluso Sergio Ramos volvió a cargarla a pesar del accidente de hace tres años, cuando se le cayó el trofeo desde el autobús.

En la plaza continuaban miles de aficionados esperando a que la estatua de la diosa Cibeles vistiera los colores madridistas. Fue el capitán Iker Casillas, como manda la tradición, el encargado de poner en el cuello de la diosa una bandera de España con el escudo del Real Madrid. Eran las 4.30 cuando el himno del club cantado por Plácido Domingo ponía fin a la celebración.

El brasileño Clever José, de 34 años y con siete ya en Madrid contaba que era la segunda vez que iba a celebrar a Cibeles. “Antes de vivir aquí ya me gustaba el equipo. Me acuerdo que cuando llegué una de las primeras cosas que hice fue comprar entradas para ver al Real Madrid contra el Atlético”, dijó Clever, muy contento con la victoria.

La afición del Real Madrid espera al equipo en la madrileña plaza de Cibeles.
La afición del Real Madrid espera al equipo en la madrileña plaza de Cibeles.Alberto Martín (EFE)

La policía cifró en más de 4.000 personas los asistentes. “Gracias madridistas” fue la frase que más se pudo leer anoche. Lo ponía en las pancartas que cubrían todo el entramado puesto por el Real Madrid para que sus jugadores pudieran llegar hasta la estatua. También lo proyectaban los cañones de luz.

Cristina, de 20 años, estaba con sus amigas. Solo llevaba una bufanda, pero se definía madridista “hasta la muerte”. “Vivo aquí y vengo siempre. Estaba antes en un bar y el partido resultó muy sufrido. Al terminar he venido aquí a celebrarlo”, añadió. De fondo se oía We are the champions de Queens.

Un poco más apartados estaban Moisés y Miguel, dos sevillanos de 28 años. El primero lleva cuatro años trabajando en Madrid y el segundo está de vacaciones. “He estado aquí antes para celebrar la Eurocopa y creo que había más gente. Creo que si fuera la Champions habría venido más”, afirmó Moises.

Un llamativo “gracias afición” se podía leer en la gran pantalla, mientras los seguidores blancos no dejaban de abrazarse, saltar y reír por el triunfo conseguido. La edad no fue impedimento para acudir a Cibeles. Martín Sagrero, de 87 años, llegó sobre la medianoche en plena celebración.

La tranquilidad y la alegría fueron las notas dominantes en la celebración. El hecho de que fuera al inicio de la Semana Santa también motivó que muchos madrileños hubieran dejado la ciudad para pasar estos días fuera y la afluencia resultara algo menor a otras ocasiones. Eso solo al principio, ya que la gente no paraba de llegar a la fuente conforme avanzaba la noche. La vista desde la calle de Alcalá ofrecía un panorama similar a un mar de gente. Un fuerte dispositivo policial formado por 170 agentes y 100 sanitarios del SAMUR se encargó de controlar la zona. De hecho, el Ayuntamiento recomendó que la gente acudiera en transporte público para evitar problemas.

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Sobre la firma

Felipe Betim
Nacido en Río de Janeiro, ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Escribe sobre política, temas sociales y derechos humanos entre otros asuntos. Es licenciado en Relaciones Internacionales por la PUC-Río y Máster de periodismo de EL PAÍS/Universidad Autónoma de Madrid.

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