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Los populares vuelven a apoyar que Ence siga en la ría de Pontevedra

“Hay muchas niños que van al colegio sin desayunar”, esgrime Jacobo Moreira

Factoría de Ence en la ría de Pontevedra.
Factoría de Ence en la ría de Pontevedra.LALO R. VILLAR

Tras ocho años de paréntesis, el PP vuelve a pedir, ya sin ambages, la permanencia de la fábrica de celulosas de Ence en Pontevedra, según anunció ayer el portavoz local y candidato a alcalde, Jacobo Moreira. El motivo declarado es el paro. “Hay muchas familias que mandan a sus hijos al colegio sin desayunar”, resumió Moreira, que aseguró que en la dirección gallega del partido “respetan” su opinión y “les parece bien”. “Lo tendrá muy estudiado”, deduce su antecesor, Telmo Martín, principal valedor de la postura política que ahora se abandona.

El candidato popular dijo que se ha dedicado recientemente a “captar” el sentir ciudadano, que entiende ahora mayoritariamente favorable a la permanencia de la pastera. Admitió que una fábrica en medio de la ría no es la “mejor” ubicación, pero que como la única alternativa es el cierre, toca, “en un ejercicio de responsabilidad”, apoyar que continúe.

Con una plantilla en declive —de más de 600 empleados ha pasado a 235 empleados en planta y 95 en oficinas— Moreira no dio datos sobre cuántos puestos extra supondrá la permanencia de la fábrica, pese a ser el eje de su decisión. “Más de los que hay, yo no los voy a cuantificar. A ver a qué se compromete la empresa”, despejó. De lo contrario, amenazó, será “extremadamente beligerante” con la compañía. No aclaró qué poder de presión retiene tras haber cedido su principal baza.

Atrás quedan años de aparente sintonía con quienes apoyaban una regeneración de las marismas de Lourizán, donde se levantó la planta a partir de 1959, previo despeje a culatazos de las mariscadoras. Tras casi tres décadas de plácido vertido, en 1988 el PSOE aprobó la Ley de Costas, que quiso limitar el uso industrial del litoral. Se fijó la fecha tope de 2018 para el cierre de las instalaciones pero el PP se mostró reiteradamente en contra. Cuando el BNG llegó a la alcaldía en 1999, la Xunta de Fraga le pasó por encima con un proyecto sectorial para hacer papel además de pasta y quitar de paso las competencias urbanísticas al Ayuntamiento.

Así fue hasta la llegada a Pontevedra de Telmo Martín en 2007, convencido de que los populares no recuperarían la alcaldía si seguían avalando la ubicación. Se quedó a 500 votos. Cuatro años después se despidió acusando a la compañía de tomar a los vecinos por “tontos” y de intentar comprar su “dignidad” fingiendo preocupación por el empleo. Moreira, número dos de su lista, quedó como jefe interino hasta su reciente confirmación. Entonces la crisis económica ya era rampante, pero el PP decía creer en el traslado.

El giro en el PP se venía rumiando desde la salida de Martín, en especial tras los cambios en la Ley de Costas aprobados por el PP para permitir ampliar las concesiones en el dominio público. La de Ence puede alargarse hasta 2093, pero antes debe sortear un proceso de caducidad que podría extenderse hasta 2016. “Se ha generado un nuevo escenario”, dijo el líder popular en referencia a la ley, aprobada en 2013 por el empeño del PP.

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Preguntado por el cambio de postura de su antiguo discípulo, Martín es prudente. “Si Jacobo lo cree yo no soy quién para decir lo contrario. Es una decisión importante y me imagino que muy estudiada”, concede el ahora candidato en Sanxenxo, que deja otra reflexión: “El empleo es lo primero, pero ¿por qué Ence no se movió cuando el momento era boyante?”

Antes de Moreira ya había vuelto al redil Rafael Louzán, presidente provincial del partido y de la Diputación de Pontevedra, que pasó en año y medio de pedir el traslado a solicitar la permanencia “durante muchos años”. Para Agustín Hernández, primer conselleiro de Medio Ambiente de Feijóo, el cambio de ubicación era hace cuatro años “absolutamente irrenunciable”. “Ence no ha planteando ninguna medida que nos haga cambiar de opinión”, avisaba el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, tras los cambios en la ley, que dieron paso a una modulación del discurso de los dirigentes del PP con apelaciones a “las circunstancias”, el “interés general” y, últimamente, “el factor económico”.

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