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La industria pierde fábricas y empleo pese al aumento de negocio

Trabajadores y dirección de Ence acuerdan el cierre de la celulosa de Huelva

Raúl Limón
Manuela Robles y Juan Martinez, ante la factoría de Ence en Huelva que cesa su actividad como celulosa.
Manuela Robles y Juan Martinez, ante la factoría de Ence en Huelva que cesa su actividad como celulosa.J. norte

Ence cierra finalmente desde este lunes su planta de celulosa en Huelva para centrarse en un proyecto energético y salvará sólo 60 de los 290 puestos de trabajo, según un acuerdo entre trabajadores y dirección alcanzado este domingo y que se someterá a votación.

Los trabajadores despedidos, que recibirán indemnizaciones de hasta 45 días por año en la planta, serán los próximos en sumarse a una larga lista de empleados de la industria andaluza que no para de perder fábricas, dejando a miles de personas, tanto de las empresas matrices como de las auxiliares, en la calle. Mientras la población ocupada en este sector hace seis años se elevaba a 316.830 personas, los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística y de la Encuesta de Población Activa rebajan esta cifra a 218.200, casi 100.000 personas menos. Estas cifras contrastan con la evolución de la aportación de la industria a la producción general de Andalucía, que ha superado ya los índices previos a la crisis

La facturación de la industria andaluza alcanzó en 2012 un récord histórico y ascendió a 72.282 millones de euros, un 9,6% más en relación con el año anterior. La cifra de negocios acumuló una subida del 37,4% desde el año 2009, según la información de Economía. La última cifra, publicada este pasado viernes y referente a agosto, arroja un aumento del 1,6%. La media del año ya es de un 2,8%, superior al aumento medio del conjunto de comunidades (0,6%). En cuanto a la entrada de pedidos, se incrementó en un 6% frente al descenso del 3,8% estatal.

El sector gana en competitividad a costa de despedir a 100.000 trabajadores

Estas cifras significan que se ha ganado en competitividad, pero no en empleo. El nivel de trabajo no se ha recuperado en este sector en la última década. Si en 2000 la industria aportaba un 6,81% de los puestos de trabajo, ahora está algo más de un punto por debajo. En Málaga o Granada ni siquiera llegan a generar un 5%.

Las condiciones laborales tampoco han mejorado. Según las mismas estadísticas, el número de asalariados con contrato indefinido ha caído del 180.000 a 140.000. Peor ha sido la evolución entre quienes cuentan con un contrato temporal (90.000), que han descendido a la mitad y no porque hayan accedido a otro tipo de relación laboral, sino porque han ido al paro.

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El Secretario de Políticas Sectoriales de CC OO Andalucía, Manuel Ruiz, cree que es urgente la definición de una “política industrial propia y auténtica”. Según este representante de los trabajadores, quien asegura que la comunidad se encamina hacia un desierto en este sector si no se pone remedio. “No hay un modelo definido en función de las oportunidades y delegar el papel de locomotora económica en los autónomos, el turismo y los servicios no compensa”, advierte.

La industria de la automoción, que llegó a contar en Andalucía con firmas como Santana, Visteón o Delphi, casi ha desaparecido. El futuro del sector naval también es oscuro. Y así una larga lista de subsectores. Crece la actividad minera, pero advierte Ruiz que la oportunidad para que el empleo y el valor añadido de esta actividad se queden en la región es incorporarse a los procesos de transformación y no centrarse solo en la actividad extractiva.

"Cierran porque les da la gana"

Lucía Vallellano

Juan Martínez, natural de Aragón, entró en la fábrica de celulosa de la empresa Ence en Huelva cuando tenía 18 años para trabajar como peón. El cierre de la empresa acordado ayer con el argumento de pérdidas económicas pondrá fin a su etapa laboral en la factoría con 59 años.

Le ha dedicado cuatro décadas a esta empresa. “Uno llega a creerse que forma parte de ella. Aquí he crecido profesionalmente y he conformado mi familia. Todo lo que soy, en lo laboral, se lo debo a esta empresa”. Por la cabeza de Martínez no pasaba que Ence pudiera cerrar. “Sabíamos que la fábrica en los últimos 10 años, con el cambio de dirección, no estaba invirtiendo, pero jamás imaginábamos esto”.

El cese de la actividad no es un asunto que atañe únicamente a los 230 despedidos, de los 294 empleados que tenía la planta, sino que trasciende a nivel provincial. "Son 3.000 familias que dependen de forma indirecta de esta actividad, las que se van a ver en la calle. Esto es una muerte en vida que la dirección ha venido urdiendo con nocturnidad y alevosía". Martínez considera que la reforma laboral del Gobierno ha dado alas a la compañía para tramar lo que él considera un "cierre patronal encubierto".

Manuela Robles, natural de Huelva, es otra veterana que ha dedicado toda su vida laboral a Ence. Entró con 14 años como pinche de cocina en el comedor de la fábrica y culminará su etapa laboral en el laboratorio. “Aquí conocí a mi marido, ya fallecido, y hemos criado con nuestro esfuerzo a nuestros hijos y creado nuestra familia.

Robles ha sido testigo de cómo la fábrica de celulosa ha ido creciendo: “Cuando yo llegué no estaban ni las oficinas de la entrada”. El escenario de ahora lo percibe como un mal sueño: “Jamás piensas que esto puede llegar a pasar, en especial, cuando la empresa no ha perdido dinero. Puede que con, la supresión de las primas a las renovables, la compañía no haya ingresado lo que esperaba, pero no me creo que haya perdido dinero”. “Yo no entiendo de tecnicismos pero tampoco hay que ser un lumbreras en matemáticas para saber que la empresa cierra porque le da la gana”.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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