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Marcelino Oreja: “La relación entre México y España atraviesa un gran momento”

El primer ministro de Exteriores español tras el franquismo rememora ante el Senado mexicano el proceso de reestablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países

Ignacio Fariza
El primer ministro de Exteriores español tras el franquismo, Marcelino Oreja, esta martes en el Senado mexicano.
El primer ministro de Exteriores español tras el franquismo, Marcelino Oreja, esta martes en el Senado mexicano.J. M. (EFE)

"Cuando me llamó, no me lo creía. ¿El canciller mexicano? Si no tenemos relación diplomática...". Corría el año 1976 y el entonces ministro de Exteriores español, Marcelino Oreja, acababa de recibir una llamada de su homólogo mexicano, Santiago Roel, que marcaría el principio del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países tras décadas de franquismo: México había roto todos los puentes de diálogo tras el golpe de Estado de julio de 1936 y solo 40 años después las aguas empezaban a regresar a su cauce. "Guardo un magnífico recuerdo de ese periodo", ha rememorado este martes Oreja, el primer titular de Exteriores español tras el fin del régimen franquista, en una conferencia magistral pronunciada en el Senado mexicano en conmemoración del regreso a la normalidad diplomática entre ambas naciones.

Cuatro décadas después las relaciones entre México y España "atraviesan un gran momento", ha afirmado Oreja ante los senadores del país norteamericano. En su ponencia, el exministro y exembajador español, hoy presidente de honor de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha hecho un repaso histórico por el estado de las relaciones entre ambos países desde el triunfo de la República, en 1931, hasta nuestros días. Y su conclusión es clara: España y México han vuelto a "caminar juntas" y a mirar únicamente "al futuro". Por el camino habían quedado décadas en las que la única institución española aceptada por México era el Gobierno republicano en el exilio, primero en la propia Ciudad de México y luego en París.

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A la llamada de Santiago Roel se sucederían los contactos que desembocarían –el 28 de marzo de 1977– en el pleno restablecimiento de las legaciones diplomáticas en ambos países. España acaba de abrir una oficina comercial en México con estatus diplomático para sus miembros –"dejaban de ser meros rentistas", ha explicado Oreja–. Amaro González de Mesa, una figura clave en la normalización diplomática, llegaría como adscrito a la embajada de España en Costa Rica y el país norteamericano devolvería el gesto enviando su primera misión comercial a Madrid. "La situación era muy singular", ha recordado Oreja ante el Senado. "Los representantes republicanos seguían siendo los únicos aceptados por México". Pero el deshielo diplomático ya era un hecho.

El siguiente paso sería el viaje a México de Fernando Arias Salgado, entonces alto funcionario del ministerio de Exteriores español. A su visita –de la que solo tenía conocimiento el Rey, el presidente del Gobierno (Adolfo Suárez) y el propio Marcelino Oreja– le sucedería la escenificación del fin de relaciones entre el Gobierno republicano en el exilio y México. "Destaco el comportamiento de todos. Tuvimos suerte de que fueran esas las personas que lideraron el momento histórico", ha apuntado Oreja en referencia a José Maldonado González, último presidente de la República Española en el exilio, y al entonces jefe del Estado mexicano, José López Portillo.

Todo fue bastante más rápido de lo esperable. "Pero las dudas en México persistían", añade el exministro de Exteriores español. "Temían la reacción de la extrema derecha española tras la entonces próxima legalización del Partido Comunista". Todo estaba interconectado. A finales de marzo de aquel 1977, finalmente llegaría, por fin, el restablecimiento de relaciones en una reunión a priori secreta entre Oreja y Roel en un hotel parisino. "Santiago era un hombre de un encanto enorme; en pocas horas creamos una relación de amistad", ha rememorado Oreja en la Cámara Alta mexicana. Con el escritor Carlos Fuentes, entonces embajador de México ante Francia, unos pocos representantes diplomáticos y un puñado de fotógrafos como testigos, ambos cancilleres pusieron fin a una "anomalía que había durado muchos años", ha subrayado Oreja, de 82 años.

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"El futuro demandaba mirar al frente", ha incidido Oreja. "La Guerra Civil y el franquismo habían quedado atrás, y España y México volvían a caminar juntas". El exministro de Exteriores español en los tres primeros Gobiernos de Adolfo Suárez ha recalcado que "los vínculos van mucho más allá de lo diplomático y lo económico: nos une un pasado común y participamos de una misma cultura".

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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