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Columna
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El futuro ya no es lo que era

Los tres desafíos que afrontará el mundo en 2016 son la guerra de Siria, la amenaza del Estado Islámico y el auge de la derecha populista

Francisco G. Basterra

Los pronósticos, sobre todo si son sobre el futuro, suelen fracasar. Pero ansiamos certidumbres y nos zambullimos en 2016, cuyas huellas tratamos de prever con los indicios que desbordan del pasado. Conformémonos con adivinar el presente, lo que ni siquiera resulta tarea fácil. Analistas de Estados Unidos, reunidos por el Consejo de Política Exterior, han llegado a la conclusión de que la primera prioridad preventiva de conflicto este año es la guerra civil en Siria. La segunda, un ataque terrorista masivo en suelo estadounidense o en algún país aliado. La quinta sería la inestabilidad política en miembros de la UE provocada por la llegada masiva de refugiados e inmigrantes.

Los tres, herencia de 2015: el caos de Oriente Medio, con el terrorismo islámico que anida entre nosotros; los éxodos masivos que potencian la crisis política de una Europa que ha perdido el rumbo y una inquietante deriva de la derecha populista, en Europa y también en EE UU. Trasfondo de un 2016 que nos contentaremos con gestionar, sin resolverlos.

Los terroristas del Estado Islámico ya han logrado su primer objetivo: inocular miedo en las grandes ciudades occidentales. Conviviremos en 2016 con el terrorismo de Daesh, que sin embargo perderá terreno; persistirá la ola antisistema porque la política, y aún la economía, no ofrecerán soluciones para cerrar la era del desencanto. La desigualdad se consolidará, el último informe de Oxfam lo confirma: un 1% de la población mundial ya acumula más riqueza que el 99% restante.

China, a pesar de la ralentización de su economía, no descarrilará y confirmará su ascenso pacífico; la Rusia de Putin, a la que no debemos aislar, nos retará fuera de sus fronteras. La Pax Americana en la cuna del petróleo pasará a la historia. El extremismo climático, con una corriente de El Niño reforzada, tendrá graves consecuencias económicas y acentuará los desplazamientos de población.

Obama cerrará su presidencia confirmando el repliegue mundial de EE UU. El acuerdo nuclear para evitar que Irán se dote de la bomba nuclear, si se consolida, será su mayor logro exterior. Siria ya se ha convertido en su gran fracaso. Su ambigüedad permitió el regreso de Rusia a Oriente Próximo e intensificó el caos; sin Putin y sin Irán no se detendrá la barbarie de Siria. Hillary Clinton será la primera presidenta de EE UU, por la mayor capacidad de los demócratas de obtener el apoyo de las minorías. Superando la furia republicana en unas primarias controladas por la extrema derecha y la figura estrafalaria de Donald Trump. Pero no será el candidato final, tendrá que dar paso a otro político más elegible el 8 de noviembre; ¿el senador Marco Rubio?

Europa sale de la década perdida y afronta un gran reto: asumir la necesidad democrática y la oportunidad económica de recibir nuevos migrantes e invertir en su educación, dando la batalla a la xenofobia. Dieciocho países de la UE perderán población. Podemos hacerlo, asegura Merkel. La derrota del Brexit en el referéndum de fin de año en Reino Unido será la buena noticia en un año internacional difícil.

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