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Tragedia por una explosión de gas en una maternidad de Ciudad de México

Tres muertos y 60 heridos en el siniestro durante una recarga de combustible al hospital

El presidente Peña Nieto visita a los heridos en la explosión.Foto: atlas | Vídeo: Atlas / EFe

México despertó este jueves horrorizado por la explosión de gas en un hospital materno-infantil de Cuajimalpa, en el Distrito Federal. Las autoridades dijeron que al menos eran tres los muertos -una mujer y dos menores, un bebé de tres semanas y otro más de solo siete días- y 73 los heridos, 20 de ellos niños. El estallido, producido durante el abastecimiento de combustible al centro, afectó a numerosas madres que acababan de dar a luz y a recién nacidos. En el lugar se vivieron momentos de confusión y caos: los pacientes huían despavoridos de las llamas con las criaturas en brazos. Incluso una embarazada alumbró durante su traslado urgente a otro hospital.

Las imágenes muestran una zona devastada. Más del 75% del edificio, de una sola planta, se derrumbó. Entre los escombros quedaron víctimas, entre ellas un bebé atrapado bajo una losa, que pudo ser salvado. En la tarea de rescate participa el Ejército. Las autoridades creen que puede haber más supervivientes. El presidente de México, Enrique Peña Nieto, expresó sus condolencias a través de Twitter: "Mi tristeza y solidaridad a los heridos y familiares de quienes perdieron la vida esta mañana en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa".

El accidente se produjo a las 7.15 durante la carga de gas del centro sanitario, en la zona de cocinas, situada junto a urgencias. La manguera, según la primera reconstrucción, reventó y se produjo una fuga. Los intentos de frenarla fracasaron y, por causas aún desconocidas, se produjo el estallido. Los vecinos señalan que, al ser detectado el escape, el hospital lanzó una alarma. Numerosas personas salieron corriendo y gritando del centro, algunos con los bebés. Acto seguido, la explosión. A muchos no les dio tiempo a escapar y les alcanzó el impacto. Los vidrios de las ventanas de las casas aledañas se quebraron y los cimientos de las construcciones se agitaron. "Se escucharon quejidos muy feos y gritos de desesperación", cuenta Ariana Martínez, una vecina que dio a luz a su bebé allí mismo hace una semana.

Lo mismo le ocurrió a Elizabeth Pérez. Se levantó a las 7 a ver la televisión y, al poco, oyó sirenas de patrulla y después la explosión. "Se botó el plástico de mi ventana y después sentí un calor muy fuerte en la cara, luego todo se movió como en un temblor". Pérez vive en una casa de ladrillos y techo de asbesto en la parte posterior del centro. En el interior del hospital solo había 18 trabajadores por tratarse de la primera hora; más de 80 estaban todavía por ingresar. "Después de la explosión me di cuenta de que el hospital se había caído". El horror no había hecho más que empezar. 

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A las nueve de la mañana toda la zona había sido desalojada. El jefe del Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, señaló que no había peligro para los vecinos. Durante la mañana, el delegado de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, sostuvo que había siete muertos. Horas después, coincidiendo con el secretario de Gobernación, Osorio Chong, rebajó la cifra a dos, aunque matizó que había siete víctimas en estado grave. El conductor del camión y dos ayudantes han sido detenidos. 

El hospital, inaugurado en 1993, cuenta con 38 camas y 19 consultorios y está situado en la avenida 16 de septiembre, colonia Contadero. El distrito, Cuajimalpa, tiene más de 180.000 habitantes. Es un ejemplo más de los contrastes de la capital mexicana: en su territorio está el importante centro financiero de Santa Fe, que concentra varios de los más importantes centros corporativos de América Latina, y también muchos barrios de clase trabajadora. El traslado ahí de los puntos más céntricos de la capital es complicado: las horas del tráfico en un día normal pueden llevar varias horas y el transporte público es insuficiente. La red de metro de la capital mexicana no llega hasta ahí. El Distrito Federal ocupa una superficie de casi 8.000 kilómetros cuadrados, el doble de Londres, la capital europea más grande, y ocho veces más que Madrid.

La empresa Gas Express Nieto -contratada por el Gobierno del DF desde 2007- fue fundada en 1939 en Santiago de Querétaro como distribuidora de gas licuado para uso doméstico. Actualmente, según informa en su página de Internet, cuenta con más de 4.000 empleados, 35 plantas distribuidoras en 15 Estados del país: “Esto nos sitúa entra las cuatro mayores distribuidoras mexicanas de gas L.P., dando cobertura a más del 80% del territorio nacional y planeando estrategias para extender nuestra red a todo el país”.

No es la primera tragedia en la que la empresa se ha visto involucrada. El pasado 29 de julio en la colonia Cerrito Colorado en el Estado de Querétaro, un error del conductor provocó una fuga en la manguera que derivó en una explosión. El accidente saldó con dos muertos, entre ella una menor, ocho heridos y 150 personas evacuadas.

Donantes de sangre

12 mujeres y 10 bebés han sido trasladados al hospital privado ABC, en la misma delegación Cuajimalpa, a nueve kilómetros del centro siniestrado. Alrededor del ABC, situado en el corazón del centro financiero y económico de Santa Fe, se reunía un centenar de personas, la mayoría jóvenes, que pedían pañales, agua y donadores de sangre para los heridos ingresados. Una decena de policías resguarda la entrada e impide a cualquier extraño su entrada.

Adrián Torres, de 23 años, espera noticias de su hermana Auria, que se convirtió en madre de una niña justo ayer. Explica que ha recibido poca información pero que hace unos minutos le informaron que tanto su hermana como su sobrina están estables, aunque todavía no ha podido verlas. “No nos están dejando pasar”, comenta mientras se escucha el constante sonido de los helicópteros que sobrevuelan el sitio.

“Me levanté por la mañana, escuché la noticia y agarré y dije: ¡vámonos!”. Dice que cuando llegó al hospital de Cuajimalpa la zona ya estaba acordonada y que tardó en informarse hacia dónde habían trasladado a su hermana y sobrina. “Ahora, que nos dijeron que están estables, estamos más tranquilos, pero cuando vi cómo estaba el hospital, te pasan muchas cosas por la cabeza”.

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