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Lula se entrega en apoyo de Rousseff a cuatro días para las elecciones

El expresidente ataca con dureza al aspirante Aécio Neves, rival de su partido

Antonio Jiménez Barca
Dilma Rousseff y Lula da Silva en un acto de campaña.
Dilma Rousseff y Lula da Silva en un acto de campaña. NELSON ALMEIDA (AFP)

Luiz Inácio Lula da Silva, el carismático exsindicalista del sector del metal que gobernó Brasil durante ocho años, de 2003 a 2011, ha acabado implicado hasta el fondo en la campaña electoral que decidirá el domingo el próximo presidente brasileño. Cuando faltan cuatro días y las encuestas apuntan para una leve (pero para nada decisiva) ventaja de la actual mandataria, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), Lula, a pesar de sus crónicos problemas de garganta, se ha lanzado de hoz y coz para empujar la balanza lo necesario como para que este partido, que él fundó hace más de 30 años, siga en el poder al menos hasta 2018. Y ha asumido el papel menos cómodo, pero que él interpreta como nadie a estas alturas frenéticas de la elección, esto es, el de policía malo. Rousseff, en el último debate televisado, dejó de lado las acusaciones personales, consciente, como su oponente, Aécio Neves, del conservador Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) de que a los electores no les gustan este tipo de descalificaciones y perjudican más que benefician al que las profiere. De hecho, una encuesta publicada este miércoles asegura que más del 70% de los electores abomina de la agresividad empleada en la campaña electoral.

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Pero a Lula esto ya no le afecta sino tangencialmente. Y en el PT también saben que necesitan zaherir a su oponente utilizando todos los recursos posibles y elevar el tono para forzar el desempate cerrado. Algo parecido hicieron en la primera vuelta, con la candidata Marina Silva, y les dio resultado. Y ahora, a juzgar por la tendencia de las encuestas, que aunque levemente marcan una tendencia favorable a Rousseff, también.

De ahí que Lula, el miércoles, en un mitin en Pernambuco, su Estado natal, se desatara: “En el Nordeste [región compuesta por nueve Estados, los más pobres de Brasil, favorable, en su gran mayoría, a Dilma Rousseff y el PT] ya hemos oído, leído y visto las ofensas que nos hacen… A veces nos agreden verbalmente como los nazis agredían en los tiempos de la II Guerra Mundial. Ellos son intolerantes. El otro día yo decía que son más intolerantes que Herodes, que ordenó matar a Jesucristo para evitar que se convirtiera en el hombre en que se convirtió. Y ellos quieren acabar con el PT, con nuestra presidenta, humillarla, calificarla de irresponsable. Todo esto sólo lo puede hacer un hijito de papa”.

Durante varias semanas, sobre todo al principio de la campaña, buena parte de la prensa brasileña se preguntó dónde estaba Lula y por qué no apoyaba a Rousseff. Se especuló mucho sobre sus relaciones personales y sobre el hecho de que el expresidente no hubiera aceptado de buen grado la decisión de Rousseff de presentarse a la reelección sin consultárselo. De hecho, Lula fue el que eligió como sucesora a Rousseff dos años antes de dejar el poder, en 2008. Y su implicación en la campaña de 2010 fue decisiva para que la exministra, no muy conocida por los brasileños y nunca un peso pesado en el Partido de los Trabajadores, fuera elegida finalmente. De ahí que la tibieza inicial del expresidente Lula, un icono vivo en Brasil, capaz de despertar las más altas adhesiones y también los odios más encendidos, fuera tan llamativa. Según esta misma prensa brasileña, las relaciones entre los dos se habían deteriorado y Rousseff trataba de sacudirse el peso mortal de su predecesor y mentor.

Hoy, todo eso parece olvidado. Lula acude casi cada día a un mitin y desempeña ese papel de perro ladrador y un punto demagógico en el que se siente tan a gusto, preservando a Rousseff del ataque rastrero para no desgastarla. Para eso ya está él, que se encargó el miércoles en Pernambuco de incidir en la caricatura-perfil de niño bien y play boy que desde algunos sectores del PT quieren hacer llegar de Aécio Neves: “Estaría bien que no sacara ningún voto aquí, en el Nordeste, porque él nunca se acordó de esto, solo para venir los fines de semana a visitar las playas junto con el gobernador de Alagoas. Nunca fue al sertão , no sabe cómo es la gente que vive aquí, que trabaja de sol a sol para llevar la comida a casa”.

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19 candidatos imputados

Al menos 19 de los 28 candidatos a los gobiernos estatales que disputarán la segunda vuelta el próximo 26 de octubre están involucrados en procesos judiciales. Eso supone dos tercios de los candidatos a gobernador de los 14 Estados donde se celebrarán las elecciones. Los datos son de la ONG Transparencia Brasil, que también apunta a que 11 de ellos fueron condenados por procesos criminales o administrativos.

Se trata de procesos como corrupción activa y pasiva, abuso de poder económico, irregularidad en cuentas públicas, uso indebido de medios de comunicación, fraude en concursos públicos, enriquecimiento ilegal y compra de votos. Hay Estados donde los dos candidatos que disputarán la segunda vuelta responden a procesos del Ministerio público o de los Tribunales de Cuentas: Paraíba, Distrito Federal, Goiás, Mato Grosso do Sul, Rio Grande do Sul, Amapá y Rondônia.

“Los datos muestran que el hecho de que el candidato esté involucrado en procesos o que haya sido condenado tiene poca influencia en la decisión del elector”, sostienen los investigadores Juliana Sakai y Raquel Soto Raffaelli, de la Transparencia Brasil. Sakai añade que, cuanto más cargos públicos hayan ocupado, mayor la posibilidad de que responda a algún proceso judicial. ¿Por qué esos 19 candidatos no fueron impedidos de participar de las elecciones, ya que la Ley de la Ficha Limpa vale para esos comicios? “En algunos casos, los procesos todavía no fueron concluidos o los recursos todavía están siendo analizados. Por eso, todos ellos pudieron participar normalmente”, explicó Sakai.

Otras características de los 14 Estados donde se celebrarán la segunda vuelta son: la mayoría de los candidatos son hombres, blancos y ricos; solo una mujer disputa la segunda vuelta, Suely Campos, de Roraima, que sustituyó a su marido Neudo Campos, que sí fue impedido por la Ley de la Ficha Limpa. Con relación a los recursos financieros, los candidatos tienen, en media, patrimonios de 1,6 millones de reales (650.000 dólares). Los que no pasaron a la segunda vuelta tienen, en media, un patrimonio de 335.250 reales (135.000 dólares).

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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