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Empresas de Apatzingán dejarán de pagar impuestos por la violencia

Un grupo de comerciantes de Tierra Caliente, Michoacán (suroeste de México), protestan por la falta de apoyos frente a la crisis

Habitantes de Apatzingán protestan el domingo.
Habitantes de Apatzingán protestan el domingo.HECTOR GUERRERO (AFP)

La ola de violencia que atraviesa la región de Tierra Caliente, en el Estado mexicano de Michoacán (suroeste del país), ha causado pérdidas económicas de al menos 525 millones de pesos (39 millones de dólares), según han denunciado los empresarios locales. Las ayudas gubernamentales anunciadas hasta ahora, afirman los comerciantes, no cubren ni la décima parte de los daños sufridos por la crisis de seguridad. La situación de la economía de la región es tan desesperada que, según calcula la Cámara Nacional de Comercio de Apatzingán (Canaco), la mitad de los negocios de la zona no se recuperarán.

El Gobierno estatal anunció hace unos días un plan de apoyo para los empresarios con créditos de 4,8 millones de pesos (unos 350.000 dólares), menos de una décima parte de las pérdidas calculadas por los empresarios. Los comerciantes calificaron de insuficiente la oferta gubernamental y anunciaron que dejarán de pagar impuestos hasta que se restablezca el orden en su región y se les otorguen apoyos acorde a las pérdidas que denuncian.

El presidente de la Canaco de Apatzingán, Carlos Alabé, afirmó a medios locales que las ayudas anunciadas por el Gobierno de Michoacán no son suficientes ni para solventar sus cuentas mensuales de electricidad. Alabé añadió que, si no reciben una ayuda mayor en el próximo mes, los empresarios de la región dejarán de pagar impuestos “municipales, estatales y federales”.

La crisis de violencia de Michoacán, que dura ya al menos ocho años, se desbordó el pasado 4 de enero, cuando los grupos de autodefensa, civiles armados levantados contra los cárteles del narcotráfico, asumieron el poder de Parácuaro, un municipio a solo 20 kilómetros de Apatzingán, el centro económico de la zona.

Michoacán ha sido por años el bastión del cártel de Los Caballeros Templarios, una banda mafiosa que ha sometido a la población de la región michoacana de Tierra Caliente –donde vive medio millón de habitantes– a extorsiones, asaltos, asesinatos y un virtual estado de sitio. En los últimos años, los sicarios han mantenido retenes para controlar el acceso a las ciudades y pueblos de la zona. Desde 2006, la inseguridad ha causado suspensiones en el suministro de gasolina, gas butano y alimentos. Tras el inicio del último Operativo Michoacán (una operación de seguridad para restablecer el orden en la zona), anunciado por el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong el 14 de enero pasado, los retenes no han vuelto a aparecer hasta el momento.

A raíz del avance de las autodefensas, los narcotraficantes recrudecieron el cerco sobre Apatzingán. En la semana del 4 al 12 de enero, hombres desconocidos prendieron fuego a casi una decena de negocios de la ciudad, de 80.000 habitantes, e incluso amenazaron con destruir el mercado local. Las salidas de autobuses comerciales se suspendieron y causaron solamente en este mes pérdidas de casi 13 millones de pesos, 900.000 dólares, según los empresarios. Los agricultores alertaron que no podían distribuir sus producciones de limón, uno de los principales productos de la región, y que se cosecha en estos meses.

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Pese a que el operativo anunciado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha conseguido restituir una cierta (mas no absoluta) tranquilidad en la región, la seguridad no se ha restablecido del todo. Aun con la presencia de policías y militares, desconocidos incendiaron una farmacia de la ciudad el 15 de enero pasado.

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