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MARIO AMORÓS | Historiador

“Salvador Allende no midió la trascendencia de la guerra fría”

El autor de 'Allende, la biografía', cree que el presidente mitificó el compromiso de las Fuerzas Armadas chilenas con la democracia

Juan Jesús Aznárez
Mario Amoros, historiador, autor de 'Allende, la biografía'.
Mario Amoros, historiador, autor de 'Allende, la biografía'.Álvaro Garcia

Salvador Allende no ponderó adecuadamente la trascendencia internacional de su “vía chilena hacia el socialismo”, inasumible por Washington en un contexto de guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. El presidente chileno, que se suicidó el 11 de septiembre de 1973 en el palacio de La Moneda, mientras el edificio era bombardeado por la aviación del generalato golpista hace hoy 40 años, tampoco sospechó que las Fuerzas Armadas de Chile preparaban un golpe de Estado contra el Gobierno de la izquierdista Unidad Popular, porque había mitificado el compromiso castrense con la democracia y la Constitución.

El historiador español Mario Amorós llega a estas conclusiones percepciones después de 18 años de investigación sobre la figura del Allende, que admira, y sobre el Chile del siglo XX, recogida en su libro Allende. La Biografía: 676 páginas de entrevistas, documentos y conversaciones. “Pienso que Allende no dimensionó lo que significaba el proceso socialista chileno en el marco de la guerra fría. No midió bien la importancia internacional de la vía chilena, como ejemplo político, lo que para Washington era inaceptable”. Amorós admite asimismo que hubo acciones de la izquierda que desbordaron el programa de Allende.

Pregunta: ¿Por qué Allende no anticipó el cuartelazo?

Respuesta: Había mitificado a las Fuerzas Armadas chilenas como una excepción en América Latina, como fuerzas armadas patrióticas, democráticas y constitucionalistas, sin entender bien su dependencia respeto a Estados Unidos, en la logística y en la ideología.

P. ¿Tanta importancia tuvo Allende en la guerra fría?

R. Sí, por lo que su proceso significaba como ejemplo político en el mundo. Despertó preocupación. Y eso se ve muy bien en los análisis de la CIA, y en las reacciones de Henry Kissinger y Richard Nixon. Allende no lo midió bien. Cuál hubiera sido la consecuencia de medirlo bien. No lo sabemos.

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P. Tampoco la izquierda chilena midió bien sus presiones a la presidencia de Allende.

R. Ahí hubo dos tendencias. El partido comunista, y eso es ampliamente conocido, más allá de mi militancia comunista, fue el aliado más sólido, más consistente de Allende por ese gradualismo que compartían. Pero el partido socialista de Allende se radicaliza mucho a partir del año 1967. El subsecretario general del partido, Adonis Sepúlveda, trotskista, dijo aquello de “la revolución no se plebiscita” cuando rechazó el plebiscito que Allende iba a convocar [para salvar el proceso].

P. ¿Qué hubiera podido hacerse para evitar el golpe?

R. Allende intentó un acuerdo con la Democracia Cristiana cuando gana las elecciones de 1970, y hasta el final, pero el 8 de junio de 1971 ocurrió un hecho trágico que cambio muchas cosas [El asesinato de Edmundo Pérez Zujovic por la denominada Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP)]. Eduardo Frei Montalva [dirigente democristiano], que estaba en España, retorna para el funeral de su amigo y ex ministro, y se abre un abismo moral y político con la DC. Empieza a forjarse entonces su alianza con la derecha, con el Partido Nacional.

P. Y con los militares.

R. La tarde del 10 de septiembre del 73, Patricio Aylwin, entonces presidente de la Democracia Cristiana, es informado de que al día siguiente se iba a producir el golpe. Frei, segunda autoridad de la nación como presidente del Senado, ya lo sabía. Ninguno informó al presidente de la República.

P. ¿Qué reformas aglutinaron más contra Allende?

P. La nacionalización de industrias del “Área de propiedad Social” genera un conflicto político en el Parlamento que ayudó mucho a la polarización social. Se nacionalizan la industria textil, la banca, la gran minería y empresas clave.

P. ¿Demasiadas prisas?

R. Yo puedo entender que cuando la izquierda gana las elecciones para mucha gente ha llegado el momento de la revolución, por ejemplo para los campesinos mapuches que les han robado las tierras hace cien años. Esa épica revolucionaria que en aquel momento se expresaba en Vietnam y se había dado en la revolución cubana, ahora le tocaba a Chile. Es cierto que hubo acciones de sectores de izquierda, que desbordaron, claramente, el programa de Allende, que le complicaron. Pienso que debió haber habido más disciplina en la izquierda, que entonces era muy heterogénea.

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