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EE UU sella con Francia una nueva alianza tras la ruptura de Irak

El secretario de Estado de EE UU se reúne en París con los países árabes

El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, toma una silla para reunirse con el embajador en Francia en las Tullerías, en París.
El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, toma una silla para reunirse con el embajador en Francia en las Tullerías, en París. SUSAN WALSH (AFP)

Superando el choque político, identitario y cultural protagonizado por Jacques Chirac y George W. Bush hace 10 años ante la guerra de Irak; olvidando la renuncia de Francia a formar parte de la estructura militar de la OTAN en 1966, y dejando atrás la precipitada salida de las tropas francesas de Afganistán decidida por François Hollande al llegar al Elíseo, Francia y Estados Unidos han escenificado este fin de semana un intenso romance diplomático. Las dos potencias tratan de convencer a la opinión pública internacional de que el ataque a Siria es una necesidad ineludible para garantizar la libertad y la seguridad del mundo.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo galo, Laurent Fabius, sellaron el sábado por la noche esta nueva etapa en uno de los elegantes salones del Quai d’Orsay, la sede del Ministerio de Exteriores. En pleno arrobo bilateral, Kerry no dudó en mostrar su dominio del francés —que tanto le perjudicó durante la campaña electoral perdida ante Bush—, para glosar los acuerdos y disputas vividos entre París y Washington desde la Revolución Francesa.

Subrayando los puntos comunes y atenuando los desacuerdos, Kerry citó el discurso que pronunció John F. Kennedy ante el general Charles de Gaulle hace 50 años en París —“la relación entre Francia y Estados Unidos es de una importancia crucial para preservar la libertad del mundo entero"—, y llegó a equiparar la actual parálisis de la comunidad internacional ante el uso de armas químicas en Siria con los pactos de Múnich.

Firmados en 1938, aquellos acuerdos quedaron para la historia como el gran símbolo de la sumisión de las potencias occidentales ante el avance del nazismo de Adolf Hitler en Europa. Siria, dijo Kerry en francés, es “nuestro Múnich particular”.

La metáfora resultó especialmente curiosa porque hace unos días, el primer secretario del Partido Socialista francés, Harlem Désir, había aludido también al “espíritu de Múnich” para acusar a la oposición conservadora de mirar hacia otro lado en Siria, y la derecha reaccionó con indignación y exigió una rectificación que no se produjo aunque varios ministros socialistas reprobaron la frase de Désir.

Kerry explicó a los franceses que EE UU “comprende bien su sensibilidad a la cuestión de las armas químicas”, y citó a los soldados galos que murieron gaseados durante la I Guerra Mundial. “Algunos de los primeros ataques letales con armas químicas tuvieron lugar aquí, en suelo francés, y muchas de las primeras víctimas de estas armas mortales y ciegas fueron jóvenes soldados franceses, de apenas 19 o 20 años”, afirmó.

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Para ilustrar la nueva sintonía, Fabius también utilizó el inglés para responder a Kerry, derribando así uno de los grandes tabúes del Quai D’Orsay, el french only (solo en francés). No hace mucho, cuando un periodista extranjero se atrevió a hacer una pregunta en un idioma distinto al de Molière, el ministro le interrumpió diciendo: “Aquí, monsieur, hablamos en francés”.

La operación de seducción desplegada por Kerry y Fabius en París es también una primera respuesta bilateral a la encuesta que publicaba el sábado el diario Le Figaro, según la cual un 68% de los franceses rechaza la intervención militar contra el régimen sirio.

El mensaje de Washington y París no cambia, pero la estrategia diplomática ha virado desde la voluntad inicial de lanzar un ataque rápido y sorpresivo hasta la certeza de que es preciso reunir una coalición lo más amplia posible y contar con el respaldo de sus Parlamentos nacionales y las Naciones Unidas.

Hollande ha confirmado que dirigirá un discurso a la nación a finales de esta semana, después del voto en el Congreso de Estados Unidos y de que se haga público el informe de los inspectores de la ONU, tal y como piden la oposición y los socios europeos. A falta de un acuerdo del Consejo de Seguridad que parece imposible, el informe es esencial para completar la credibilidad de las acusaciones lanzadas por París y Washington.

La nueva pareja trasatlántica mantiene su “convicción total” de que El Asad es culpable de haber utilizado armas químicas en la periferia de Damasco el 21 de agosto, pero tanto Hollande como Obama necesitan seguir sumando adhesiones. Kerry se ha entrevistado este domingo en París con representantes diplomáticos de los países de la Liga árabe y ha participado en una conferencia de prensa junto con con el ministro de Exteriores de Catar, Jaled al Atiya, uno de los principales actores regionales favorables al ataque.

Kerry considera que Liga Árabe está cada vez más cerca de apoyar la declaración suscrita ya por 12 países y publicada durante la cumbre del G20 de San Petersburgo, en la que se pide una “contundente respuesta internacional” contra el régimen de El Asad, informa Reuters. El secretario de Estado no descartó que EE UU vuelva al Consejo de Seguridad para conseguir una resolución que legitime la intervención militar tras el informe de los inspectores de la ONU.

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